SALUD
Cuidado, que se pega
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org)
- Por estos días se ha desatado una epidemia
de conjuntivitis hemorrágica que afecta
a la mayor parte de la población habanera.
La semana pasada, cuando fui a visitar a familiares
y amigos, pude percatarme de la extensión
de la enfermedad.
Al llegar a la casa de mis colegas los periodistas
independientes Ernesto Roque y Ana Rosa Veitía,
no fui recibido por ella con el familiar beso
en la mejilla, sino con la siguiente advertencia:
"Ni te acerques que los tres muchachos y
yo tenemos conjuntivitis, y eso se pega".
Al día siguiente supe que la periodista
Ana Leonor Díaz presentaba similar situación
con su hijo.
En igual fecha mi hermano mayor me llamaba por
teléfono para comunicarme que ni loco me
apareciera por su casa, porque excepto él,
todos estaban con la enfermedad, y que tuviera
cuidado, porque eso "se pega". Posteriormente
supe que en la cuadra abundaban los casos de contagio
y que tal cuadro epidemiológico se extendía
a toda la capital.
Como siempre sucede, los medios de información
oficialistas (únicos autorizados) no dicen
nada al respecto.
El Noticiero Nacional de Televisión y
las mesas redondas que siempre andan metiendo
las narices en la casa ajena y dando cháchara
por cualquier brote de gripe en cualquier parte
del mundo, no han dicho ni esta boca es mía.
Ellos, que viven pendenciando cualquier dolorcito
de cabeza que surja entre los ciudadanos del "Imperio",
no han abierto la boca ni para echar un bostezo.
A falta de información de los medios,
la gente se informa entre sí. Porque si
una cosa tiene el cubano es su facilidad y espontaneidad
para la comunicación. Más aún
cuando todo ello está favorecido por un
clima caluroso que invita a salir a la acera y
hacia el parque a cualquier hora.
Se rumora que algunas escuelas en el campo han
tenido que interrumpir las clases y mandar a los
alumnos para la casa, a fin de evitar la total
propagación de la epidemia. Se dice que
algún que otro centro de trabajo ha visto
afectada su actividad normal por la ausencia de
trabajadores especializados.
Se dice, además, que los médicos
sólo recetan fomentos de agua fresca cada
dos horas por espacio de 15 minutos, porque no
hay cloramfenicol en los almacenes del gobiernos,
pues todo está en bancarrota. Que tal tratamiento
dilata la curación y que los médicos
tienen orientado ocultar al público la
realidad.
Por eso, el que aún no ha contraído
la enfermedad se cuida como gallo fino. ¡Figúrese
Ud., decir eso en un país donde no basta
tener los dos ojos bien abiertos, sino que además
hay que andar a cuatro ojos!
Por otra parte, el padecimiento recaba ciertas
medidas higiénicas que no están
al alcance de muchas familias. Se recomienda,
como es normal, que cada miembro de la familia
tenga su ropa de cama y su toalla personal; que
ambas se hiervan diariamente. Acá el precio
de una toalla representa el salario de una quincena.
También está la tragedia de la falta
de vivienda y su consecuente hacinamiento e inevitable
promiscuidad. Bajo tales condiciones es muy difícil
practicar la segregación y la individualidad.
En tal realidad suele prosperar el juramento mosquetero
de "Todos para uno y uno para todos".
Claro que en las residencias de los pejes gordos
y los que median a la sombra no existen ninguna
de estas dificultades. Allí no llegan ni
las epidemias.
Mientras tanto, la conjuntivitis sigue haciendo
de las suyas alentada y potenciada por el pésimo
estado higiénico de la capital, patentizado
en la acumulación de escombros en calles
y aceras, y la deficiente e irregular recogida
de escombros y desechos.
Los criaderos de moscas, cucarachas, ratones
y mosquitos se unen a lo anterior y hacen de nuestra
ciudad un lugar propicio para la aparición
y propagación de enfermedades y epidemias.
Esto lo dejó bien claro mi amiga, la negra
Clotilde, cuando ayer dijo en la cola de la panadería
que "estábamos vivos de puro milagro,
pues con tantos problemas es para que estuviéramos
en el hueco con cuatro metros de tierra por encima".
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