OLA
REPRESIVA
Con lenguaje sólo para adultos (I Acto)
SANTA CLARA, septiembre (www.cubanet.org)
- A medio año del marzo siniestro, cuando
el régimen cubano desató la última
ola represiva contra los disidentes y opositores,
bien vale la pena hacer un recuento generalizado
de los hechos, por cuanto los luchadores pro-democracia
aún se mantienen en las mazmorras, donde
son vejados y se les violan los más elementales
derechos que como seres humanos les corresponde,
y la comunidad internacional acusa la cultura
de sustentación del poder totalitario de
la cúpula gobernante en el país.
La ola represiva comenzó con la detención
de 32 miembros de la emergente sociedad civil
cubana el martes 18 de marzo, al estilo de una
película de Hollywood, con la advertencia
desde el comienzo de que su lenguaje no era apto
para menores. Entre los detenidos se encontraban
disidentes, periodistas independientes, bibliotecarios,
poetas y defensores de los derechos humanos, a
quienes practicaron aparatosos y minuciosos registros
domiciliarios que se prolongaron por varias horas.
Al día siguiente la película hacía
la toma # 2, con el mismo guión, practicado
esta vez a 33 personas. El reparto de los actores
principales del filme de terror se completó
en los días subsiguientes, llegando a tener
un elenco cercano a las 9 decenas. La filmación
duró sólo horas: las detenciones,
los procesos instructivos, los juicios, las sentencias
y el confinamiento en las ergástulas castristas
con penas de hasta 28 años de privación
de libertad en procesos sumarísimos ausentes
en Cuba desde la década del 80.
El argumento estadual esgrimido contra los pacíficos
defensores de los derechos humanos fue "haber
ofrecido información a una potencia extranjera,
lo que tiende a desestabilizar al país,
provocando la subversión interna".
Por tal motivo fueron acusados formalmente por
participar en actividades mercenarias al servicio
de EUA y otros actos contra la independencia o
integridad territorial del estado cubano; delitos
tipificados dentro de la Ley 88 del año
l999, conocida comúnmente como Ley Mordaza,
hasta ahora engavetada en los tribunales populares
del país. La Habana argumentó además,
que los actos mercenarios contaban con la participación
aliada de los funcionarios de la oficina de intereses
de EUA en Cuba, calificando a esta entidad como
una incubadora de contrarrevolucionarios y el
puesto de mando general de las actividades subversivas
contra el país, dirigido personalmente
por el Sr. James C. Cason.
Pero los delitos verídicos de los detenidos
se limitan a la lucha no violenta por la instauración
de la democracia en la Cuba subyugada por un régimen
de más de 44 años, el estudio de
su conceptualización y valores, el uso
de un lenguaje alternativo al gubernamental, la
lectura de publicaciones del mundo libre, la lucha
por el derecho a asociarse libremente en proyectos
que discurren paralelos a la arquitectura castrista,
desarrollar la cultura de la libre expresión,
repartir medicinas o la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, contribuir al fomento
de una nueva sociedad civil, navegar por Internet
o hacer uso de un número muy reducido de
equipos de fax, computadoras o teléfonos
para denunciar al exterior las penurias y las
violaciones que ocurren intramuros de la Cuba
profunda y oprimida.
Así el estado sultánico, monopartidista
y totalitario imperante en la isla, pretende silenciar
a la oposición interna y truncar la viabilidad
de proyectos como la Asamblea para Promover la
Sociedad Civil, el Proyecto Varela, proyectos
educacionales y culturales como los del PBIC y
el CPIC o el del Instituto Independiente Cultura
y Democracia de Santiago de Cuba o el del Movimiento
Cubano Reflexión en el centro del país,
por sólo mencionar algunos. Pretende acallar
el mensaje de publicaciones coherentes como la
edición de la revista De Cuba, de la Asociación
Márquez Sterling o de decenas de boletines
que ya circulaban sin permiso gubernamental en
todo el país, con un lenguaje alternativo
para el cubano del siglo XXI. cnet/46
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