PRENSA INTERNACIONAL
Septiembre 12, 2003

La izquierda intelectual española se suma por fin a las críticas al régimen de Castro

Antonio Astorga. ABC, España. 12 de septiembre de 2003.

España entregó ayer al gobierno cubano el Centro Cultural Español de La Habana denunciando su cierre como una "lesión a la libertad de expresión" y una gran pérdida

MADRID. Entre quince mil y veinte mil seres humanos ejecutados desde el año 1959, bien directamente por el régimen de Fidel Castro o muertos por la violencia de las brigadas castristas. Doscientas mil personas sancionadas, procesadas, encarceladas o torturadas. Dos millones de almas exiliadas a causa de la represión castrista cubana. Son desgarradoras cifras de una dictadura de más de cuatro décadas a la que ayer, oficialmente, le plantó clara una pléyade de intelectuales españoles en la Casa de América. En la sala Simón Bolívar, en otro 11-S de la infamia (en 2001, por el atentado terrorista contra Estados Unidos en el corazón de Manhattan y muchos años antes, en 1973, por el golpe de Estado de Pinochet que acabó con la vida del presidente chileno Salvador Allende un 11 de septiembre de 1973), un buen puñado de escritores, historiadores, poetas, periodistas, cineastas o actores se reunieron para deplorar el "cercenamiento de la libertad y persecución que están sufriendo los intelectuales cubanos" al tiempo que elevaban su profunda repulsa ante el cierre del Centro Cultural de España en La Habana, "que ha sido la casa de todos y que de manera significativa ha contribuido a estrechar los lazos de amistad entre españoles y cubanos". El historiador Juan Pablo Fusi y la poetisa Ana Rossetti intervinieron en el acto, al que asistieron el director de la Residencia de Estudiantes, José García Velasco, y la directora de la Casa de América, María Asunción Ansorena.

Un "mito de salvación"

Juan Pablo Fusi confiesa que se adherido por el cierre del Centro Cultural de España en La Habana y por todo lo que puede significar el régimen cubano en sus tensiones con España y con la Unión Europea. "Como historiador, me planteo dos cuestiones -dice Fusi-: ¿Hasta dónde y desde cuándo la Revolución Cubana y nuestros análisis se equivocaron? Y, en el mismo sentido, las estimaciones de una revolución que en el contexto iberoamericano ha sido como un mito de salvación. ¿Hasta cuándo esta asimetría moral que nos lleva pese a la normidad de las cifras de la represión de los regímenes comunistas (unos cien millones de muertos desde 1917, según "el libro negro del comunismo") nos parezca mera estadística, y no nos conmuevan ni nos sacudan la conciencia y que sean vistos por lo menos sin escándalo?".

Fusi apunta más escalofriantes cifras: entre 1970 y 1986 las ayudas soviéticas al régimen cubano se elevaron a 63.000 millones de dólares: "Si añadimos a este hecho que Cuba dejó una deuda de 25.000 millones de dólares en el momento de la descomposición del sistema soviético, los préstamos directos de la Unión Soviética al régimen cubano superaron los 90.000 millones de dólares. El desastre económico cubano es consecuencia de sus políticas económicas, de la nacionalización. ¿Dónde se equivocó la revolución cubana? Yo creo que sus dieciocho primeros meses dio los primeros pasos de esa forma de concebir el poder económico". Fusi reveló que la familia García Lorca ha enviado una carta de rechazo al gobierno cubano para que el régimen de Castro no le dé el nombre de Federico García Lorca al centro español recién clausurado por el dictador, "lo que honra a la familia García Lorca", concluyó Fusi.

El escritor J. J. Armas Marcelo considera que la clausura del Centro Español de la Habana y su transformación en espacio bajo administración cubana es un acto "prepotente, arbitrario, abusivo y abusador como este "supermán" barbudo de mierda que está enloquecido y que tiene que llegar a las últimas consecuencias cuando ya nadie cuenta con él. Castro es un iluminado que sólo busca titulares con actos de este tipo. Es un iluminado y nada más".

-¿Por qué cree Armas Marcelo que una buena parte de la considerada izquierda intelectual española se posiciona, ahora y por fin, contra el sátrapa barbudo?

-Porque la izquierda española -responde- ya sabe que es el final del dictador. Yo me alegro muchísimo porque al fin se enteran de que es el final. Ya saben que es un inmoral, que no es ni siquiera de izquierdas. Es un reaccionario

Para el escritor Benjamín Prado, la clausura del Centro Español en La Habana es una "barbaridad, un disparate, una tontería y una estrategia cambiada". Confiesa Prado a ABC que Castro le estaba haciendo la vida imposible al Centro, según le comentó la directora, Ana Tomé. "Yo creo que a Castro no le interesa mucho la libertad en la isla y también porque sus relaciones con Aznar son penosas".

 

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