Los
Grammy de Carlos Marx
Reinaldo Bragado Bretaña.
Diario Las Américas, septiembre 8, 2003
Pobre de mí. Yo pensaba que los artistas
que viven en la isla no son políticos,
sobre todo porque ellos lo repiten constantemente
cuando están por acá. Y me acabo
de enterar, por las declaraciones que hicieron
en la isla, ¡que sí son políticos!
La semana pasada los nominados a los Grammy que
no pudieron venir a Miami hicieron un concierto
en el teatro Carlos Marx de La Habana. En primera
fila estaba el monstruo en persona, Fidel Castro.
Al final de concierto el cantante Mayito, voz
principal de los Van Van, dio vivas a Fidel y
a Cuba. Los aplausos, de artistas y público,
fueron atronadores. Vaya, que al parecer los artistas
de Cuba no son tan apolíticos como aseguran.
También leí un artículo
de Lisandro Otero, oscuro funcionario literario
de la dictadura, donde dice lo siguiente: "Hay
que indagar en las causas más profundas
de esta aversión de los músicos
miamenses hacia sus colegas isleños y la
razón más evidente es la concurrencia
que la superior calidad de la música que
se produce en la Isla pudiera afectar la presencia
en el mercado de los mediocres productos miamenses,
que son elevados a la atención clientelar
gracias a la mercadotecnia de que disponen".
Vaya, ahora el tal Lisandro sabe de música
y de mercadotecnia y no se ha enterado de que
sus colegas -por citar uno, Raúl Rivero-
están encarcelados. Y para que sigan las
sorpresas, leo en una página electrónica
de la dictadura lo siguiente:
"Ante la evidencia del fracaso del llamado
Carril Dos de la Ley Torrichelli, un acápite
que proponía incentivar en intercambio
pueblo a pueblo y de intelectuales y artistas
entre Estados Unidos y Cuba como una forma de
subvertir a la Revolución, el gobierno
de Estados Unidos ahora ha optado por derribar
el puente".
No sé de qué puente hablan porque
hasta ahora el "intercambio" es sólo
de aquí hacia allá. Y el texto de
la dictadura continúa:
"Según se dice en el Departamento
de Estado, músicos cubanos como Ibrahím
Ferrer, las muchachas de la Camerata Romeu y Chucho
Valdés, "agentes y espías"
del gobierno cubano, pueden significar un peligro
para la seguridad de Estados Unidos. En fin, que
al parecer, según algún "inteligente"
estratega de Washington, el bloqueo cultural puede
ser el remedio para debilitar la pertinaz resistencia
cubana".
No sé de qué resistencia hablan
estos señores, me imagino que se refieran
a la capacidad que tiene el pueblo cubano para
resistir tantos años de dictadura. El texto
de la dictadura sigue así:
"En la nueva estrategia, la debilitada
Europa se doblega ante el poderío de Washington.
Alemania, siguiendo los pasos del gobierno neofascista
español, quien se negó a participar
en la pasada edición de La Huella de España,
desiste de acudir oficialmente a la próxima
Feria del Libro de La Habana como país
invitado. Holanda, por otro lado, le retira su
apoyo a la Bienal de Artes Plásticas de
La Habana".
Por mi parte, creo que ya era hora de que Europa
despertara, y no creo que lo haga por las presiones
de Washington, sino por el ya evidente deterioro
del dictador más antiguo del planeta. El
texto de la dictadura continúa::
"La vieja Europa, sobre todo, tan experta
en auto de fe, index y piras de libros, debía
saber mejor que nadie que la Inquisición
solo sirve para acrecentar el deseo por lo prohibido.
Tratar de acallar el alma de un pueblo, -especialmente
si se trata de Cuba, una verdadera potencia cultural-,
puede resultar tan inútil como intentar
tapar el sol con un dedo".
De acuerdo al párrafo anterior en Cuba
nunca han prohibido libros. La lista de casos
es enorme, pero por citar sólo uno ahí
tienen a Reinaldo Arenas.
Y sigue la nota de la dictadura:
"En esta última campaña anticubana
inspirada por el imperio, la Comunidad Económica
Europea podría ser la única derrotada.
Luego de haber perdido su independencia política,
con tales acciones, Europa pone en juego lo único
que todavía la distingue de los nuevos
amos del mundo: el epíteto de culta".
Definitivamente la celebración de los
Grammy en Miami fue todo un éxito. También
es placentero saber que nosotros, los que decíamos
que los artistas de la isla sí estaban
politizados, teníamos razón. ¡Y
que siga la fiesta!
|