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Iglesia cubana: No queremos
competir con el Estado
LA HABANA, 9 (AP) - El papel de la Iglesia Católica
cubana no es "competir" con el Estado,
aseguraron el martes los obispos de la isla, en
un documento en que expresaron preocupación
por lo que calificaron de "retorno"
a la ortodoxia revolucionaria y por los disidentes
recientemente encarcelados.
En ocasión del día de la Virgen
de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, los
obispos emitieron un texto de 11 páginas
titulado "La presencia social de la Iglesia",
en que aseveraron que no desean competir con el
Estado en cuanto a su papel político.
Sin embargo, denunciaron que el gobierno no le
ha dado suficiente espacio de participación
a la Iglesia y exhortaron a las autoridades a
tener clemencia con los disidentes presos.
"Pedimos de nuevo a las autoridades del
país un gesto de clemencia hacia estas
personas que están en la cárcel
sobre todo considerando humanitariamente sus condiciones
de edad, estado de salud y sexo", demandó
el texto.
Las autoridades cubanas enjuiciaron en abril
a 75 personas y las acusó de recibir dinero
y orientaciones de potencias extranjeras para
desprestigiar a la revolución. Los detenidos
niegan las imputaciones, que causaron una ola
de críticas a nivel internacional.
Los religiosos además reclamaron en su
documento el traslado de los encarcelados a prisiones
cercanas a sus domicilios, una solicitud similar
a la de las esposas y madres de los detenidos.
El texto afirmó que a pesar del pedido
del papa Juan Pablo II, en su histórica
visita en 1998, de una mayor apertura en Cuba,
se produjo un retroceso paulatino en ese aspecto.
"Se ha experimentado en Cuba de forma creciente
un retorno al lenguaje y a los métodos
propios de los primeros años de la revolución
en todo lo referente a la ideología",
expresó el texto.
Dificultades para el desarrollo del cuentapropismo
y los negocios privados, y medidas que desalientan
la apertura económica se sumaron a las
restricciones en el área política
con la detención de disidentes, mencionó.
Aun así, los obispos enfatizaron que el
papel de la Iglesia no debe ser partidario.
"La Iglesia no tiene intereses políticos
de grupo porque no está alineada ni con
el gobierno ni con la oposición",
mencionó el texto presentado por monseñor
José Félix Pérez.
Paralelamente, el documento rechazó los
intentos de unos y otros de "manipular"
a la Iglesia.
De todas maneras, los obispos insistieron en
su interés de dialogar con las autoridades,
afirmando que como comunidad presente en la vida
del cubano les toca velar por "los derechos"
de las personas y el "bien común".
Junto con estas reflexiones, el documento reiteró
las históricas demandas al gobierno: acceso
a los medios de comunicación y a la educación,
permisos para la construcción de templos
y facilidades para la entrada de sacerdotes al
país.
Con la firma de los 13 obispos, estas reflexiones
fueron entregadas en la mañana a las autoridades
cubanas y a la Nunciatura, mientras copias del
mismo serán distribuidos en las parroquias.
Desde la visita de Juan Pablo II, la feligresía
decreció en la isla tras un explosión
de fe inicial, un fenómeno que fue reconocido
por la propia Iglesia.
Cifras de la sede religiosa estiman que el 60%
de los cubanos son bautizados aunque muchos menos
practican activamente el catolicismo.
Llama iglesia cubana a la
reconciliación del pueblo
LA HABANA, 8 (AP) - Con un llamado a la reconciliación
del pueblo y en el seno de la propia familia cubana,
el cardenal Jaime Ortega encabezó en la
noche del viernes la procesión de la Virgen
de la Caridad del Cobre, patrona de la isla.
Varios cientos de personas se dieron cita en
la Iglesia de la Caridad en el municipio habanero
de Centro Habana desde donde partió la
caminata por los alrededores. Esta fue la conmemoración
central de una 50 autorizadas en toda la isla.
Tras una hora y media de ser saludada a su paso
por los feligreses, la imagen de la Virgen regresó
a la parroquia.
"El pueblo cubano está necesitado
de fe verdadera, está necesitado de vivir
en el amor a Dios", dijo el cardenal Ortega
durante la homilía de la misa que siguió
a la procesión.
Más aún, aseguró que la
familia en la nación caribeña debe
ser "reedificada" pues actualmente se
encuentra "resquebrajada".
Paralelamente el prelado destacó que estos
valores se plasman también en el ámbito
social y conllevan escepticismo y "minan
la convivencia" en las comunidades.
"Hace falta en Cuba una batalla por la reconciliación
en el seno del pueblo", manifestó
el sacerdote de más alta jerarquía
en la isla.
Al exilio el fundador de las
bibliotecas independientes de Cuba
WASHINGTON, 9 (AP) _ El sicólogo cubano
Ramón Colás recuerda claramente
el día en que unas pocas palabras del presidente
Fidel Castro cambiaron su vida: "En Cuba
no hay libros prohibidos", dijo el mandatario
a un periodista en 1998. "Lo que falta es
el dinero para comprarlos".
Basado en esa frase, Colás fundó
la primera de una larga serie de bibliotecas independientes
en Cuba, lo cual dio como resultado que hoy día
se encuentre en el exilio en Estados Unidos.
Tal como Colás la interpretó, la
frase de Castro era como "una chispa divina.
En esas palabras encontramos una fisura, una grieta,
un agujero... por el que podríamos penetrar".
El sicólogo sabía que una biblioteca
cubana típica contenía las obras
de los fundadores de la ideología comunista,
Karl Marx y Friederich Engels, así como
del propio Castro y el Che Guevara. Las obras
de escritores cuyas opiniones obedecían
a ideologías diferentes -- tales como Albert
Camus, Alexander Solzhenitsin y Adam Smith --
no aparecían en sus estantes.
Ante esa situación, Colás decidió
abrir su propia biblioteca -- privada y modesta
-- en su casa de la provincia oriental de Las
Tunas. Esa biblioteca, según los planes
de su fundador, habría de ser totalmente
diferente de cualquier otra institución
similar existente en la isla.
Durante una breve visita reciente a Washington,
Colás, que tiene ahora 41 años,
describió a un periodista su experiencia
como primer bibliotecario independiente de Cuba,
sus ulteriores choques con las autoridades cubanas,
los sufrimientos que padecieron él y su
familia y la manera cómo su desafío
a las autoridades lo obligó finalmente
a salir al exilio.
El 3 de marzo de 1998, Colás colocó
un cartel en grandes letras negras en la fachada
de su casa. El cartel reproducía la declaración
de Castro de que no había libros prohibidos
en Cuba. Más abajo aparecía otro
cartel: "Bibioteca independiente".
El sicólogo dijo que utilizó las
palabras de Castro para protegerse de un posible
ataque de las autoridades.
Al abrir sus puertas, la biblioteca independiente
de Colás contaba con más de un millar
de libros, muchos de ellos traídos del
exterior por un amigo que tenía autorización
para viajar, y otros suministrados por la Sección
de Intereses de Estados Unidos en Cuba.
Colás, que es hijo de campesinos, dijo
que la noticia de su audaz iniciativa se propagó
rápidamente y que al cabo de doce días
se abrió una biblioteca similar en Santiago
de Cuba, la segunda ciudad del país.
En poco tiempo se inauguraron bibliotecas privadas
en las 14 provincias de la isla, y pronto comenzaron
a llegar a ellas libros de Argentina, Canadá,
Colombia, Costa Rica, los Estados Unidos, España,
México y Puerto Rico.
Al cabo de algún tiempo, empero, el gobierno
comenzó su represión contra las
bibliotecas independientes.
Para empezar, Colás, que solía
viajar por la isla promoviendo su idea, recibió
la orden de permanecer en casa.
Su esposa perdió su cátedra de
profesora de contabilidad. Sus dos hijos, que
por entonces tenían 8 y 14 años
de edad, perdieron muchos amigos que les retiraron
el saludo, y fueron advertidos por sus maestros
que sólo los partidarios de la revolución
tienen derecho a recibir educación en Cuba.
Colás pidió visas de Estados Unidos
para él y su familia, y las recibió
en octubre del 2000. Finalmente, el gobierno cubano
les permitió salir del país en diciembre
del 2001.
Pero su campaña en favor de las bibliotecas
independientes cubanas ha continuado desde fuera
de la isla y el sicólogo exiliado desea
que el gobierno del presidente George W. Bush
se sume a esa campaña.
Las autoridades cubanas interpretaron la iniciativa
de Colás en la isla como una maniobra anticastrista
realizada con la ayuda encubierta de Washington.
En marzo de este año, unas 15 bibliotecas
independientes fueron clausuradas y sus libros
fueron confiscados durante una amplia operación
represiva lanzada contra los disidentes. Los directores
de cada una de las bibliotecas recibieron largas
condenas de prisión, incluso el sucesor
de Colás en Victoria de las Tunas.
"Las bibliotecas independientes han... demostrado
que reciben dinero para subvertir el orden institucional
de Cuba", dijo Elíades Acosta, director
de las bibliotecas nacionales de Cuba. El gobierno
de Bush rechazó las acusaciones cubanas
de que había participado en ese movimiento.
Colás se anima visiblemente cuando habla
de su vida fuera de Cuba: Ha viajado a Europa
y dice que los cubanos exiliados de La Florida
lo han tratado muy bien.
"Aún hoy día hay gente que
me pregunta si necesito algo", dice. "Todo
lo que hay en mi casa, con la excepción
de un televisor, son regalos de mis compatriotas
de Miami".
Al presente, Colás trabaja como investigador
en la Universidad de Miami, y en mayo, durante
las celebraciones del Día de la Independencia
de Cuba se reunió en la Casa Blanca con
el presidente Bush.
Pero de no haber sido por su familia, Colás
afirma que se habría quedado en Cuba para
luchar por su causa.
"Nunca hubiera querido salir de Cuba",
dijo.
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