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Septiembre 9, 2003

NOTICIAS DE CUBA
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Iglesia cubana: No queremos competir con el Estado

LA HABANA, 9 (AP) - El papel de la Iglesia Católica cubana no es "competir" con el Estado, aseguraron el martes los obispos de la isla, en un documento en que expresaron preocupación por lo que calificaron de "retorno" a la ortodoxia revolucionaria y por los disidentes recientemente encarcelados.

En ocasión del día de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de Cuba, los obispos emitieron un texto de 11 páginas titulado "La presencia social de la Iglesia", en que aseveraron que no desean competir con el Estado en cuanto a su papel político.

Sin embargo, denunciaron que el gobierno no le ha dado suficiente espacio de participación a la Iglesia y exhortaron a las autoridades a tener clemencia con los disidentes presos.

"Pedimos de nuevo a las autoridades del país un gesto de clemencia hacia estas personas que están en la cárcel sobre todo considerando humanitariamente sus condiciones de edad, estado de salud y sexo", demandó el texto.

Las autoridades cubanas enjuiciaron en abril a 75 personas y las acusó de recibir dinero y orientaciones de potencias extranjeras para desprestigiar a la revolución. Los detenidos niegan las imputaciones, que causaron una ola de críticas a nivel internacional.

Los religiosos además reclamaron en su documento el traslado de los encarcelados a prisiones cercanas a sus domicilios, una solicitud similar a la de las esposas y madres de los detenidos.

El texto afirmó que a pesar del pedido del papa Juan Pablo II, en su histórica visita en 1998, de una mayor apertura en Cuba, se produjo un retroceso paulatino en ese aspecto.

"Se ha experimentado en Cuba de forma creciente un retorno al lenguaje y a los métodos propios de los primeros años de la revolución en todo lo referente a la ideología", expresó el texto.

Dificultades para el desarrollo del cuentapropismo y los negocios privados, y medidas que desalientan la apertura económica se sumaron a las restricciones en el área política con la detención de disidentes, mencionó.

Aun así, los obispos enfatizaron que el papel de la Iglesia no debe ser partidario.

"La Iglesia no tiene intereses políticos de grupo porque no está alineada ni con el gobierno ni con la oposición", mencionó el texto presentado por monseñor José Félix Pérez.

Paralelamente, el documento rechazó los intentos de unos y otros de "manipular" a la Iglesia.

De todas maneras, los obispos insistieron en su interés de dialogar con las autoridades, afirmando que como comunidad presente en la vida del cubano les toca velar por "los derechos" de las personas y el "bien común".

Junto con estas reflexiones, el documento reiteró las históricas demandas al gobierno: acceso a los medios de comunicación y a la educación, permisos para la construcción de templos y facilidades para la entrada de sacerdotes al país.

Con la firma de los 13 obispos, estas reflexiones fueron entregadas en la mañana a las autoridades cubanas y a la Nunciatura, mientras copias del mismo serán distribuidos en las parroquias.

Desde la visita de Juan Pablo II, la feligresía decreció en la isla tras un explosión de fe inicial, un fenómeno que fue reconocido por la propia Iglesia.

Cifras de la sede religiosa estiman que el 60% de los cubanos son bautizados aunque muchos menos practican activamente el catolicismo.

Llama iglesia cubana a la reconciliación del pueblo

LA HABANA, 8 (AP) - Con un llamado a la reconciliación del pueblo y en el seno de la propia familia cubana, el cardenal Jaime Ortega encabezó en la noche del viernes la procesión de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla.

Varios cientos de personas se dieron cita en la Iglesia de la Caridad en el municipio habanero de Centro Habana desde donde partió la caminata por los alrededores. Esta fue la conmemoración central de una 50 autorizadas en toda la isla.

Tras una hora y media de ser saludada a su paso por los feligreses, la imagen de la Virgen regresó a la parroquia.

"El pueblo cubano está necesitado de fe verdadera, está necesitado de vivir en el amor a Dios", dijo el cardenal Ortega durante la homilía de la misa que siguió a la procesión.

Más aún, aseguró que la familia en la nación caribeña debe ser "reedificada" pues actualmente se encuentra "resquebrajada".

Paralelamente el prelado destacó que estos valores se plasman también en el ámbito social y conllevan escepticismo y "minan la convivencia" en las comunidades.

"Hace falta en Cuba una batalla por la reconciliación en el seno del pueblo", manifestó el sacerdote de más alta jerarquía en la isla.

Al exilio el fundador de las bibliotecas independientes de Cuba

WASHINGTON, 9 (AP) _ El sicólogo cubano Ramón Colás recuerda claramente el día en que unas pocas palabras del presidente Fidel Castro cambiaron su vida: "En Cuba no hay libros prohibidos", dijo el mandatario a un periodista en 1998. "Lo que falta es el dinero para comprarlos".

Basado en esa frase, Colás fundó la primera de una larga serie de bibliotecas independientes en Cuba, lo cual dio como resultado que hoy día se encuentre en el exilio en Estados Unidos.

Tal como Colás la interpretó, la frase de Castro era como "una chispa divina. En esas palabras encontramos una fisura, una grieta, un agujero... por el que podríamos penetrar".

El sicólogo sabía que una biblioteca cubana típica contenía las obras de los fundadores de la ideología comunista, Karl Marx y Friederich Engels, así como del propio Castro y el Che Guevara. Las obras de escritores cuyas opiniones obedecían a ideologías diferentes -- tales como Albert Camus, Alexander Solzhenitsin y Adam Smith -- no aparecían en sus estantes.

Ante esa situación, Colás decidió abrir su propia biblioteca -- privada y modesta -- en su casa de la provincia oriental de Las Tunas. Esa biblioteca, según los planes de su fundador, habría de ser totalmente diferente de cualquier otra institución similar existente en la isla.

Durante una breve visita reciente a Washington, Colás, que tiene ahora 41 años, describió a un periodista su experiencia como primer bibliotecario independiente de Cuba, sus ulteriores choques con las autoridades cubanas, los sufrimientos que padecieron él y su familia y la manera cómo su desafío a las autoridades lo obligó finalmente a salir al exilio.

El 3 de marzo de 1998, Colás colocó un cartel en grandes letras negras en la fachada de su casa. El cartel reproducía la declaración de Castro de que no había libros prohibidos en Cuba. Más abajo aparecía otro cartel: "Bibioteca independiente".

El sicólogo dijo que utilizó las palabras de Castro para protegerse de un posible ataque de las autoridades.

Al abrir sus puertas, la biblioteca independiente de Colás contaba con más de un millar de libros, muchos de ellos traídos del exterior por un amigo que tenía autorización para viajar, y otros suministrados por la Sección de Intereses de Estados Unidos en Cuba.

Colás, que es hijo de campesinos, dijo que la noticia de su audaz iniciativa se propagó rápidamente y que al cabo de doce días se abrió una biblioteca similar en Santiago de Cuba, la segunda ciudad del país.

En poco tiempo se inauguraron bibliotecas privadas en las 14 provincias de la isla, y pronto comenzaron a llegar a ellas libros de Argentina, Canadá, Colombia, Costa Rica, los Estados Unidos, España, México y Puerto Rico.

Al cabo de algún tiempo, empero, el gobierno comenzó su represión contra las bibliotecas independientes.

Para empezar, Colás, que solía viajar por la isla promoviendo su idea, recibió la orden de permanecer en casa.

Su esposa perdió su cátedra de profesora de contabilidad. Sus dos hijos, que por entonces tenían 8 y 14 años de edad, perdieron muchos amigos que les retiraron el saludo, y fueron advertidos por sus maestros que sólo los partidarios de la revolución tienen derecho a recibir educación en Cuba.

Colás pidió visas de Estados Unidos para él y su familia, y las recibió en octubre del 2000. Finalmente, el gobierno cubano les permitió salir del país en diciembre del 2001.

Pero su campaña en favor de las bibliotecas independientes cubanas ha continuado desde fuera de la isla y el sicólogo exiliado desea que el gobierno del presidente George W. Bush se sume a esa campaña.

Las autoridades cubanas interpretaron la iniciativa de Colás en la isla como una maniobra anticastrista realizada con la ayuda encubierta de Washington.

En marzo de este año, unas 15 bibliotecas independientes fueron clausuradas y sus libros fueron confiscados durante una amplia operación represiva lanzada contra los disidentes. Los directores de cada una de las bibliotecas recibieron largas condenas de prisión, incluso el sucesor de Colás en Victoria de las Tunas.

"Las bibliotecas independientes han... demostrado que reciben dinero para subvertir el orden institucional de Cuba", dijo Elíades Acosta, director de las bibliotecas nacionales de Cuba. El gobierno de Bush rechazó las acusaciones cubanas de que había participado en ese movimiento.

Colás se anima visiblemente cuando habla de su vida fuera de Cuba: Ha viajado a Europa y dice que los cubanos exiliados de La Florida lo han tratado muy bien.

"Aún hoy día hay gente que me pregunta si necesito algo", dice. "Todo lo que hay en mi casa, con la excepción de un televisor, son regalos de mis compatriotas de Miami".

Al presente, Colás trabaja como investigador en la Universidad de Miami, y en mayo, durante las celebraciones del Día de la Independencia de Cuba se reunió en la Casa Blanca con el presidente Bush.

Pero de no haber sido por su familia, Colás afirma que se habría quedado en Cuba para luchar por su causa.

"Nunca hubiera querido salir de Cuba", dijo.


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