OLA
REPRESIVA
Cuba:
Donde se condena a luchadores pacíficos
LA HABANA, agosto (Tania Díaz Castro
/ www.cubanet.org) - Si bajo una férrea
dictadura las mujeres que participaron de los
sucesos del ataque al Cuartel Moncada en 1953,
Haydée Santamaría y Melba Hernández,
-un hecho que ocasionó un centenar de muertos-
fueron sancionadas a sólo unos meses de
cárcel, ¿por qué a la luchadora
pacífica Martha Beatriz Roque Cabello un
fiscal comunista hace una petición de cadena
perpetua, siendo la sanción impuesta de
veinte años de prisión, por un régimen
que se hace llamar humanista?
¿Quiere esto decir que el dictador Fulgencio
Batista era más benévolo que Fidel
Castro? Según el periodista Mario Mencía,
autor del libro "La prisión fecunda",
"Melba y Haydée iniciaban así
la pluralización del honroso capítulo
de mujeres sancionadas en los tribunales por causas
políticas durante la historia de la república
mediatizada".
¿Quiere decir esto que aquellas numerosas
mujeres que conocieron las cárceles por
sus luchas civilistas entre 1902 y 1958 no fueron
sancionadas? Recordemos los nombres de Charito
Guilaume, Clementina Serra, Mariblanca Sabas Alomá,
Sara Pascual y tantas otras.
No creo que se haya hecho en Cuba un libro sobre
las mujeres sancionadas por motivos políticos.
Carecemos de esa información. Si se hiciera,
habría que contar con cientos de mujeres,
en su gran mayoría jóvenes, que
han cumplido largos años de condena bajo
el régimen castrista, como Polita Grau,
Ana Lázara, Cary Roque, Clara Berta Cantón,
Cristina Cabeza, Isabel Rodríguez, Albertina
O´Farrill, Carmina Trueba, Gloria Álvarez,
María Márquez y muchísimas
más.
Cada una de ellas brindó su testimonio
en prisión a la activista española
de Derechos Humanos Mari Paz Martínez Nieto
para su libro "Son de Cuba", publicado
en España y Estados Unidos.
Mientras Martha Beatriz Roque Cabello, una mujer
enferma de 59 años, cumple una segunda
sanción, esta vez de veinte años
de cárcel como opositora pacífica,
entre prisioneras comunes, Melba y Haydée,
según relatos de Mario Mencía, fueron
trasladadas a un local del reclusorio de Guanajay,
transformado en celda para estas reclusas, y distribuido
en cuatro espacios: uno para dormitorio, otro
para cocina, donde ambas mujeres se preparaban
sus alimentos; otro para comedor y el último
para baño.
Allí, según aparece escrito, recibían
toda clase de libros y en muchas ocasiones se
les autorizó a atender a personas amigas.
De su vida en prisión quedan varias fotos
donde puede verse a Melba y Haydée vistiendo
ropa de civil; entregando juguetes a los hijos
de las reclusas; a la salida del penal el 20 de
febrero de 1954 y recibiendo a Fidel Castro, cuando
éste aceptó una amnistía
ofrecida por el dictador Batista, a pesar de que
"se propuso convertir la prisión (según
relata Mencía) en una nueva trinchera para
seguir avanzando hacia su objetivo revolucionario".
Lo mismo que hicieron Eloy Gutiérrez Menoyo,
Ernesto Díaz Rodríguez y otros,
por lo que fueron sancionados por segunda vez
sin haber salido de la cárcel.
Martha Beatriz, como diría José
Martí, es una mujer honrada, porque no
oculta lo que piensa ni calla lo que piensa. Unos
días antes de ser arrestada por la policía
secreta del régimen castrista, Martha declaró
que su lucha no era "para reformar el totalitarismo,
sino para erradicarlo". Hizo énfasis
en que no apoyaría ninguna mascarada de
elecciones y que cualquier cambio requeriría
de la puesta en libertad de los presos políticos.
Luchadora pacífica por el fomento de una
sociedad civil, reconoció la importancia
del exilio para la libertad de su Patria llamándolo
"esa otra mitad que se necesita".
Hoy Martha Beatriz ha sido condenada por los
mismos hombres que ayer lucharon por la restauración
de un Estado de Derecho. Como si la historia se
repitiera paradójicamente, Martha Beatriz
lucha hoy por lo que ayer lucharon en los gobiernos
anteriores a Castro decenas de mujeres.
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