SOCIEDAD
Fuga del paraíso
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org)
- En uno de los versos del himno "La Internacional",
con el cual se identifica al comunismo, se expresa:
"La Tierra será el paraíso
bello de la Humanidad". Tal paraíso
parece ser muy extraño, porque todos quieren
irse de él.
Los casos más recientes fueron los cinco
bailarines integrantes del Ballet Nacional de
Cuba, quienes decidieron "salirse" del
yugo castrista y del de la señora Alicia.
Las deserciones han tenido lugar durante la presente
gira que realiza el Ballet Nacional de Cuba por
20 ciudades de los Estados Unidos de Norteamérica.
La prensa castrista, como es de esperar, no ha
dicho una sola palabra al respecto, a pesar de
que han sobrado las ocasiones. Precisamente el
viernes 24 del presente mes fue clausurada la
décima edición de la "Fiesta
de la Cubanía", que se había
iniciado cinco días antes en la ciudad
de Bayamo. Estas fiestas son marco propicio para
la apología, la glorificación y
el ensalzamiento del castrismo.
Por otra parte, el sábado 25 de octubre
iniciaba su período ordinario de sesiones
la Asamblea Nacional de Poder Popular, uno de
cuyos platos fuertes, o quizás el único,
es el análisis del trabajo del Ministerio
de Cultura.
Tampoco he oído opiniones de la directora
del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso, en
relación a las recientes deserciones. Para
la señora Alonso, sin embargo, el tema
de las "huidas" o "escapadas"
no es nada nuevo, sino algo a lo que ella está
bien acostumbrada durante casi medio siglo en
los que ha venido presenciando "fugas"
y más "fugas".
Los integrantes del Ballet Nacional de Cuba son
de los más beneficiados por el régimen,
no por los 27 dólares que ganan mensualmente
(distribuidos en 445 pesos cubanos y diez dólares),
sino porque frecuentemente andan viajando, y ahí
sí se pegan muchas cosas. Es decir, en
las frecuentes giras están contemplados
los gastos personales y algún que otro
regalito propio de la actividad. Los viajes, además,
les permiten salir al exterior y "refrescar"
un poco. A todo ello se agrega cierta aureola
de distinción que siempre envuelve a todo
cubano que regresa del extranjero.
Es obvio que por acá las cosas han de
ser muy desfavorables como para que estos bailarines
decidan probar suerte en patio desconocido, aún
a sabiendas de que en ese mundo externo abunden
las posibilidades.
La cuestión no atañe únicamente
al aspecto económico o material del asunto.
Todo parece indicar que el hombre tiene una propensión
innata hacia la libertad; contraria al confinamiento
y enemiga de la jaula, aunque ésta sea
de oro (que no es el caso). Indudablemente, estos
jóvenes cubanos quieren probar suerte siendo
protagonistas de su propio destino. En fin, quieren
ser libres.
La libertad, a su vez, por más definiciones
que pueda tener y otras tantas que puedan encontrársele,
se expresa y concreta en el individuo, en la facultad
y capacidad de decidir el rumbo de su vida. Parece
ser que la necesidad de autopertenencia es muy
elevada en él, como para mantener vivos
los sueños de redención. Simplemente
estos anhelos suelen inhibirse por los efectos
del miedo que suscitan los mecanismos de control
y represión. Cuando encuentran una ocasión
propicia, esas añoranzas cobran vida y
exigen un espacio.
Por eso el cubano, desde hace más de 4
décadas, aprovecha cuanta ocasión
se le presente para "quedarse" y no
"retornar". La lista es tan larga y
variada como los sinsabores del cubano; tan dilatada
en el tiempo como en el casi medio siglo de desdichas
y aberraciones; la infinita relación incluye:
ministros y plomeros, religiosas y jineteras;
generales, policías y doctores; bailarines,
arquitectos y bomberos, entre otros.
Aún la gira del Ballet Nacional de Cuba
está a la mitad de su presentación.
Hasta el momento cinco de sus integrantes han
desertado. Veamos cómo queda la cuenta
al final. En este país en que las orquestas
suelen regresar convertidas en tríos, todo
es posible. Y aunque la señora Alicia no
lo crea, porque considera a la Cuba castrista
como el país de las maravillas. Para muchos
de sus muchachos, Cuba es una verdadera pesadilla.
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