PRENSA INDEPENDIENTE
Octubre 28, 2003

OLA REPRESIVA
Justicia más que clemencia

LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - "…Pedimos de nuevo a las más altas autoridades del país un gesto de clemencia hacia estas personas que están en la cárcel, sobre todo considerando humanitariamente su condiciones de edad, estado de salud y sexo, que exigen una atención especial, y para todos ellos un acercamiento a sus lugares de residencia y mejores condiciones carcelarias".

Así se expresa en uno de sus párrafos la carta teológica pastoral emitida por los Obispos cubanos el pasado septiembre, sobre el acontecimiento represivo que llevó a las prisiones del país a más de setenta y cinco disidentes y periodistas independientes. Lo dicho en el documento, humanamente no es discutible a primera vista. Pero al repasar por segunda vez lo escrito por los prelados de la Iglesia, algunas personas sienten como que algo falla en la aceptación de esta petición. El término "clemencia" es el que parece no encajar como más acorde en este caso.

Clemencia, según lo indicado en los diccionarios de la lengua española, es la virtud que modera el rigor de la justicia y deriva en hacer que las personas tengan sentimientos compasivos y misericordiosos. Es sinónimo de indulgencia, piedad, benignidad. La indulgencia tiene que ver con la facilidad de perdonar las culpas y en término eclesiástico viene de la remisión que hace la Iglesia de alguna pena debida a pecados cometidos. En otras palabras, la clemencia tiene que ver con el atemperamiento, la rebaja de la dureza de la justicia, aplicada en razón de una bondad o indulgencia por parte del que aplica la ley, pero de cierta manera se reconoce la falta cometida por el castigado.

En el caso de los presos políticos cubanos, lo que falta es la aplicación de una verdadera justicia, porque lo que no ha existido en estos procesos ha sido lo que tiene que ver con el sentido de esa palabra, desde la imparcialidad hasta la justificación y lo que sí ha sobreabundado es la arbitrariedad, que se opone a todo lo que tiene que ver con el significado justiciero.

Por citar un caso de misericordia, viene a la mente el del preso Arturo Suárez Ramos, condenado a 30 años de privación de libertad, de los que ha cumplido dieciséis. En 1986 fue procesado por intentar desviar un avión de pasajeros hacia Estados Unidos. En el hecho, calificado de piratería aérea, fue ultimado el coautor del asalto, mientras que Ramos fue posteriormente apresado y juzgado. Las edades de los autores de la infracción eran de 21 y 18 años, lo que si bien no infiere en la gravedad del delito, puede resultar un atenuante debido a la inmadurez de los infractores.

Cuando Juan Pablo II visitó Cuba en 1998, y teniendo en cuenta los años trascurridos en prisión, entre los nombres entregados a Su Santidad para una posible amnistía, estaba el de Arturo Suárez. Aparentemente la misma le fue concedida bajo condición de que algún país le recepcionara. La calificación del hecho cometido dio al traste con la salida del prisionero, quien después de un lustro de la visita del Papa, permanece aún en la cárcel. Con 40 años y reconociendo el error cometido, Arturo se pregunta si no es tiempo de poder demostrar que se ha reivindicado y clama por la necesidad de formar una familia y tener hijos. Este reclamo es digno de ser escuchado y que se tenga con él un gesto de misericordia por parte de aquéllos que pueden ayudarle. Aquí el sentido de la clemencia está en plenitud de aplicación.

En el caso de los setenta y cinco prisioneros de conciencia hay que preguntarse cuál fue el delito cometido por ellos y que merezca tan altas penas de confinación. Hay que analizar la justeza de los procesos denominados "sumarísimos" en los que fueron condenados los diferentes ciudadanos, donde apenas pudieron contar con una defensa real, sin testigos en su favor y todo el ensañamiento del poder volcado sobre ellos con una aplicación inmisericorde de las leyes.

¿Mejores condiciones de cárcel pueden significar una celda mayor, quizás con vista al patio del penal? ¿O que los familiares puedan ir todos los meses a verles y llevarles la comida necesaria? ¿Puede significar acaso que reciban un trato digno tanto ellos como sus familiares? ¿En virtud de qué delito o pecados cometidos?

La atención más especial que necesitan estas personas es que puedan ejercer su derechos y libertades conculcadas y eso sólo puede ser logrado por la vía de la exoneración de sus condenas y del reconocimiento de las facultades que les garanticen el libre desenvolvimiento en la sociedad. cnet/43



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