SALUD PUBLICA
¿Quién me atiende a mí?
SANTA CLARA, 25 de octubre (www.cubanet.org)
- El padre de una amiga había sido conducido
urgentemente a un hospital cercano, debido a un
accidente. Un amigo común y yo acudimos
al referido hospital, conocido aún por
su antiguo nombre de "La Covadonga",
aunque rebautizado con el del ex presidente chileno
Salvador Allende.
Mientras caminábamos hacia la pequeña
sala de observación adjunta al cuerpo de
guardia, podíamos observar el tétrico
estado de abandono en que se encuentra el lugar.
Pero el mayor impacto que recibimos fue en la
misma salita de observación donde estaba
el padre de nuestra amiga. Una voz que parecía
salir de ultratumba clamaba una interrogación:
"¿Quién me atiende a mí?"
Era un pobre anciano que aparentaba rebasar los
ochenta años, quien tirado en una de las
camas, recibiendo un suero intravenoso, parecía
abandonado a su suerte, orinado y defecado en
el lecho, e ignorado por el personal que atendía
en ese momento la sala médica.
El estado deprimente del lugar, con pocas camas
forradas con nylon, exhibiendo no sólo
el abandono, sino hasta falta de higiene, la poca
iluminación, la carencia de recipientes
adecuados para que los pacientes hicieran sus
necesidades filológicas, las paredes que
una vez estuvieron pintadas de blanco y ahora
denotan el claro oscuro de la suciedad, y la existencia
de un baño que rebosaba de su taza sanitaria
excremento y agua, llenando el lugar de un olor
insoportable, era en su conjunto un marco lúgubre
donde la figura del abandonado resaltaba de manera
especial.
Ya localizado el padre de nuestra amiga, supimos
que lo ocurrido no era de suma gravedad y no tenía
más consecuencias que una incómoda
bota de yeso. Al preguntarle sobre la atención
nos dijo que la comida era de pésima calidad.
En el rato que llevaba en el sitio pudo apreciar
que la misma se componía de un poco de
sopa de chícharo, algo de puré de
papa y un pan, servido en una bandeja que daba
la impresión de suciedad por su aspecto.
Mientras no alejábamos del lugar, comentando
el contraste que ofrece el "Salvador Allende"
con las instalaciones reservadas a los extranjeros,
como "Las Praderas", nos seguía
llegando el eco de la pregunta del viejo solitario
en su triste cama de hospital: "¿Quién
me atiende a mí?" cnet/21
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