SOCIEDAD
Multas para desestimular economía independiente
LA HABANA, 25 de octubre (www.cubanet.org)
- El corro llama la atención de algunos
transeúntes: tres policías y un
joven vestido con el uniforme color gris de los
que trabajan en la campaña contra el mosquito
Aedes agiptys, todos discutiendo con una mujer,
la que desde el umbral de su casa interpelaba
de manera acalorada a los integrantes del grupo.
Aparentemente la mujer ha violado lo establecido
y ha echado agua a la calle. En Cuba existe una
costumbre devenida en decreto y es que cuando
se baldean las casas, el agua sólo puede
ser echada a las calles los sábados. Ese
día hay que caminar con cuidado por La
Habana, pues puede ser víctima del chorreado
desde un balcón. Pero hoy es jueves, y
la joven enfrenta la imposición de una
multa porque se le ocurrió echarle agua
a una areca que tiene en la misma entrada de la
casa y el líquido sobrante rebosó
la maceta dejando una delgada y delatora huella
en la acera.
A la escena se siguen sumando actores. Ahora
llega el presidente del CDR y el delegado de la
circunscripción. De pronto una voz sobresale
del conglomerado de espectadores: "Caballeros,
tanto lío por un chorrito de agua y miren
cómo están las alcantarillas de
las esquinas".
En efecto, en la esquina donde se encuentra la
casa en conflicto y en los lugares donde deben
hallarse las rejillas que cubren los tragantes
pluviales, se aprecian unas charcas de color negro
verdoso, convertidas en pestilente pasta sobre
la que sobrevuela toda suerte de insectos. Una
de estas reservas "ecológicas"
se encuentra a la salida de un comercio que vende
carne de cerdo.
A pesar de la intensa defensa desplegada por
la joven, la intransigente inspectora, defensora
a ultranza del cumplimiento de usos y costumbres,
le impuso una multa de 50 pesos. No es muy elevada
si se tiene en cuenta las sumas que alcanzan últimamente
estas sanciones.
La afectada explicó que la única
alcantarilla limpia en esa zona es la que está
situada a la misma entrada de su domicilio, pues
ella paga a personas que se dedican a estos menesteres,
manteniéndola siempre destupida. La razón
de ese afán se hace evidente en el triple
triángulo azul sobre fondo blanco que desde
la puerta de la casa indica que allí se
alquila habitación a visitantes extranjeros.
¿Será esta la clave que explique
la injusta medida tomada?
Es notorio que los locales donde prestan su servicio
los cuentapropistas legalizados son los lugares
más supervisados y controlados en el país.
Basta que un gato asome sus rasgos felinos o que
algunas mosca de más sobrevuele el área
aledaña para que el poseedor de la licencia
se pongan a temblar. Mientras esto ocurre con
los particulares, en los comercios estatales las
normas de higiene muchas veces brillan por u ausencia.
Asimismo, el trato, la calidad de las ofertas
y hasta las condiciones ambientales, tanto para
consumidores como para empleados, resultan pésimos.
Las personas que en Cuba tienen iniciativa para
desarrollarse de manera independiente en su economía
terminan por encontrar, en vez del aliento y la
cooperación para seguir creciendo, un muro
donde se aplastan todos sus esfuerzos para avanzar.
La calidad que brindan en su prestación,
los precios altos pero competitivos y la misma
estimulación que reciben en sus ganancias,
a pesar de las limitaciones que encuentran, constituyen
un contraste que no soporta el modelo socialista
de servicio y comercio. cnet/43
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