PRENSA INDEPENDIENTE
Octubre 22, 2003

SOCIEDAD
Octubre en nuestra historia

LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - Nada de lo que ocurra en octubre me asombra. Parece como si un caprichoso mandato del destino hubiera seleccionado a este mes del año para nuestros grandes acontecimientos nacionales.

Empecemos por recordar que fue a finales de este mes (el día 27 específicamente) cuando nuestra Isla nació al mundo conocido y civilizado de entonces, tras su descubrimiento por el gran marino genovés Cristóbal Colón, aquél que dijo al contemplar nuestras bellezas naturales (según escribió el padre Las Casas): "Nunca he visto cosa más hermosa".

Comprendo que a la presente joven generación le resulte difícil comprender y acepar que Cuba sea un bello rincón planetario. Pero así lo reconocía el mundo entero y los cubanos, antes de la debacle marxista, y así volverá a ser cuando logremos desprendernos de la fatalidad totalitaria.

De modo que si el día del nacimiento se considera, comúnmente, el más importante de la vida personal, el 27 del octubre podría ser tenido con justa razón, como el más significativo de nuestro quehacer histórico.

Como si esto no bastara para hacer el mes de octubre el más relevante, fue el día 10, hace 135 años, cuando el insigne abogado bayamés Carlos Manuel de Céspedes convocó a los esclavos en su ingenio La Demajagua para darles la libertad y juntos todos echar a andar por los caminos difíciles pero luminosos de la independencia nacional. Hoy, al cabo de casi siglo y medio de aquellos sucesos, siguen doblando las campanas de La Demajagua y en cada tañido parecen convocar a una causa inconclusa e insoslayable. El grito independentista, como tal, es reafirmación y expresión de que se ha llegado a la mayoría de edad y se desea andar por cuenta propia. Es como el matrimonio entre el pueblo y la patria, concebida para juntos andar por los senderos de la nación.

De tales reflexiones parte mi predilección por el mes de octubre: por un lado la patria y por otro la patria celebró su matrimonio. Nacimiento y matrimonio son para muchos y para mí dos momentos culminantes en la vida de una persona y de un país.

Por voluntad histórica del destino, la bondad del octubre otoñal, siempre aliada del cubano, parece haber girado en sentido opuesto al régimen que gobierna a Cuba durante más de cuatro décadas. En este casi medio siglo transcurrido, octubre ha sido pródigo y abundante en acontecimientos de todo tipo, pero no favorables al castrismo. Es como si la buena estrella hubiese dejado de alumbrar los caminos de la patria por querer ser fiel a los cubanos. Es como si por lealtad a los cubanos, la buena estrella hubiese negado sus fulgores. De cualquiera manera la luz que nos acompañó durante más de cinco siglos parece haberse eclipsado después del 10 de enero de 1959.

Cinco acontecimientos nacionales (aunque no los únicos) estremecieron a la opinión pública nacional e internacional. Así pues, nuestra Islita, hasta entonces risueña, alegre, a medio camino entre las dos Américas, dulce y avispada; inmersa en su atmósfera de ron, caña y tabaco; nuestro pedacito de tierra siempre coloreada de sinsontes y tocororos y perennemente adornada de helechos, arecas y madreselvas, pasó de buenas a primeras a ocupar primeros titulares de la prensa internacional.

Pero lo más curioso de todo o quizás lo más irónico y contraproducente es que Cuba vivía muy apacible y conforme, sin añorar ninguna pompa o protagonismo. Nuestro país siempre fue ajeno a ese afán enjundioso de creernos ombligo del mundo. El único poder que ambicionó el cubano común era el reino de la familia, bajo cuya égida crecían los muchachos y envejecían padres y abuelos.

¿Para qué más sol si el que tenemos brilla permanentemente en su larga y diaria caminata por el cielo siempre azul y cuajado de nubes? Para qué ir a conquistar otros mares lejanos si el de aquí es tan ancho y abundante? ¿Qué cosa más ajena a la dulce raspadura y al sombrero de yarey que esas cosas inventadas y traídas de no sé dónde, como "internacionalismo proletario" o "el Partido es Inmortal? ¡Cuánto bejuco extraño queriendo crecer entre el romerillo, la albahaca y la caña santa! cnet/03



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