SOCIEDAD
Octubre en nuestra historia
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org)
- Nada de lo que ocurra en octubre me asombra.
Parece como si un caprichoso mandato del destino
hubiera seleccionado a este mes del año
para nuestros grandes acontecimientos nacionales.
Empecemos por recordar que fue a finales de este
mes (el día 27 específicamente)
cuando nuestra Isla nació al mundo conocido
y civilizado de entonces, tras su descubrimiento
por el gran marino genovés Cristóbal
Colón, aquél que dijo al contemplar
nuestras bellezas naturales (según escribió
el padre Las Casas): "Nunca he visto cosa
más hermosa".
Comprendo que a la presente joven generación
le resulte difícil comprender y acepar
que Cuba sea un bello rincón planetario.
Pero así lo reconocía el mundo entero
y los cubanos, antes de la debacle marxista, y
así volverá a ser cuando logremos
desprendernos de la fatalidad totalitaria.
De modo que si el día del nacimiento se
considera, comúnmente, el más importante
de la vida personal, el 27 del octubre podría
ser tenido con justa razón, como el más
significativo de nuestro quehacer histórico.
Como si esto no bastara para hacer el mes de
octubre el más relevante, fue el día
10, hace 135 años, cuando el insigne abogado
bayamés Carlos Manuel de Céspedes
convocó a los esclavos en su ingenio La
Demajagua para darles la libertad y juntos todos
echar a andar por los caminos difíciles
pero luminosos de la independencia nacional. Hoy,
al cabo de casi siglo y medio de aquellos sucesos,
siguen doblando las campanas de La Demajagua y
en cada tañido parecen convocar a una causa
inconclusa e insoslayable. El grito independentista,
como tal, es reafirmación y expresión
de que se ha llegado a la mayoría de edad
y se desea andar por cuenta propia. Es como el
matrimonio entre el pueblo y la patria, concebida
para juntos andar por los senderos de la nación.
De tales reflexiones parte mi predilección
por el mes de octubre: por un lado la patria y
por otro la patria celebró su matrimonio.
Nacimiento y matrimonio son para muchos y para
mí dos momentos culminantes en la vida
de una persona y de un país.
Por voluntad histórica del destino, la
bondad del octubre otoñal, siempre aliada
del cubano, parece haber girado en sentido opuesto
al régimen que gobierna a Cuba durante
más de cuatro décadas. En este casi
medio siglo transcurrido, octubre ha sido pródigo
y abundante en acontecimientos de todo tipo, pero
no favorables al castrismo. Es como si la buena
estrella hubiese dejado de alumbrar los caminos
de la patria por querer ser fiel a los cubanos.
Es como si por lealtad a los cubanos, la buena
estrella hubiese negado sus fulgores. De cualquiera
manera la luz que nos acompañó durante
más de cinco siglos parece haberse eclipsado
después del 10 de enero de 1959.
Cinco acontecimientos nacionales (aunque no los
únicos) estremecieron a la opinión
pública nacional e internacional. Así
pues, nuestra Islita, hasta entonces risueña,
alegre, a medio camino entre las dos Américas,
dulce y avispada; inmersa en su atmósfera
de ron, caña y tabaco; nuestro pedacito
de tierra siempre coloreada de sinsontes y tocororos
y perennemente adornada de helechos, arecas y
madreselvas, pasó de buenas a primeras
a ocupar primeros titulares de la prensa internacional.
Pero lo más curioso de todo o quizás
lo más irónico y contraproducente
es que Cuba vivía muy apacible y conforme,
sin añorar ninguna pompa o protagonismo.
Nuestro país siempre fue ajeno a ese afán
enjundioso de creernos ombligo del mundo. El único
poder que ambicionó el cubano común
era el reino de la familia, bajo cuya égida
crecían los muchachos y envejecían
padres y abuelos.
¿Para qué más sol si el
que tenemos brilla permanentemente en su larga
y diaria caminata por el cielo siempre azul y
cuajado de nubes? Para qué ir a conquistar
otros mares lejanos si el de aquí es tan
ancho y abundante? ¿Qué cosa más
ajena a la dulce raspadura y al sombrero de yarey
que esas cosas inventadas y traídas de
no sé dónde, como "internacionalismo
proletario" o "el Partido es Inmortal?
¡Cuánto bejuco extraño queriendo
crecer entre el romerillo, la albahaca y la caña
santa! cnet/03
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