ECONOMIA
Subsidios agrícolas, conflicto de intereses
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org)
- El fracaso de las negociaciones en la cumbre
de la Organización Mundial de Comercio
en Cancún sacó a flote en la prensa
oficiosa cubana el tema de los subsidios agrícolas
que Estados Unidos y la Unión Europea aplican
a su producción agropecuaria, en detrimento
de los productores del campo de países
subdesarrollados.
A partir del ciclón Michelle, se abrió
para el gobierno cubano la posibilidad de comprar
productos agropecuarios en el vecino del norte,
después de más de 40 años
de un comercio nulo. Ese permiso, para no salirse
de las medidas impuestas por las leyes norteamericanas,
implica el pago al contado de lo que se compra,
sin posibilidades de crédito y de utilización
de embarcaciones cubanas.
Pese a Cuba estar escasa de divisas por el estado
desastroso de su economía y el déficit
de su balanza comercial, esas compras van en aumento.
Hasta el momento el gobierno cubano ha negociado
con más de mil firmas de varios estados
norteamericanos, incluido el de Florida, y se
han comprado más de 300 artículos
como arroz, trigo, maíz, huevos, mantequilla,
manzanas, pollo en trozos, chícharos, madera,
papel de periódico y ganado en pie. Para
el mes de agosto la parte cubana había
pagado 383 millones de dólares al contado,
y se espera que en breve supere los 500 millones.
Especialistas consideran que el crecimiento de
ese comercio ha sido vertiginoso, al punto de
que el 30 % de las importaciones cubanas de alimentos
proceden ahora de los Estados Unidos, y podría
elevarse este índice hasta el 60 % de las
necesidades de la Isla, de continuar esas ventas.
¿Por qué el gobierno de Castro
dirige sus compras a su tradicional enemigo, en
detrimento de los que durante años le han
abastecido pese al disgusto y las presiones de
los gobernantes americanos? ¿Por qué,
si no goza de créditos ni facilidades de
pago como las facilitadas por otros suministradores
en años pasados?
En primer lugar, y a todas luces, porque los
productos americanos resultan más baratos,
independientemente que al reducirse el costo de
la transportación se ahorra dinero. Ahí
se pone de manifiesto que el subsidio gubernamental
norteamericano a sus productores agropecuarios
permite vender esos productos más baratos
y con ello brinda un ahorro sustancial al gobierno
cubano.
Pese a las declaraciones de que los anteriores
suministradores no serán olvidados, la
práctica indica lo contrario. Muchos todavía
esperan por el pago de sus productos, y recorren
hasta caminos legales en los tribunales económicos
cubanos.
Si el gobierno norteamericano suspendiera el
subsidio a sus agricultores, los precios variarían.
Se encarecerían y Castro no tendría
otra opción que comprarlos en países
subdesarrollados, pero a precios más elevados.
Por eso, su política de apoyo a las demandas
tercermundistas entra en contradicción
con el ahorro en divisas que le proporciona el
comercio con Estados Unidos. cnet/27
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