CULTURA
La bandada infinita
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org)
- La entereza ante las adversidades de un contexto
social urgido de transformaciones profundas que
devuelvan, si no la solidaridad, al menos el respeto
por el prójimo, marca el cuento La bandada
infinita, de Jorge Luis Arzola, premiado en el
concurso de narrativa Alejo Carpentier.
Con un lenguaje despojado de todo flirteo literario,
y trazado de una forma lineal que va directo al
objetivo y lo pone al desnudo, Arzola nos devuelve
la lucha sin cuartel entre las convicciones morales
y el apego al derecho del protagonista, contra
una horda mezquina y atribulada de buitres y personas
que se disputan los restos del producto de una
vida laboriosa.
Cuba y la década de los 90, la Isla y
cualquier período de la revolución,
inicio del desplome económico y de valores
éticos que trascienden lo meramente local
para insertarse en el centro de una sociedad en
crisis, sirven de hilo argumental a un relato
con puntos de contacto -por los avatares y la
actitud del protagonista- con obras como Hierro
Viejo, de Onelio Jorge Cardoso; El Viejo y el
Mar, de Ernest Hemingway y El coronel no tiene
quien le escriba, de Gabriel García Márquez.
Si bien geografías y épocas difieren,
el enfrentamiento hasta el fin con hechos que
retan la dignidad del hombre, su decisión
de vencer más allá de la derrota
física y espiritual, teje una secuencia
conceptual entre los protagonistas de distintas
historias.
En la que nos ocupa, La bandada infinita, la
sociedad en su totalidad se encuentra sola frente
al caos, aunque resumida en un viejo que la enfrenta
a partir de presupuestos éticos universales,
como la dignidad y el desafío.
"Era la décima vaca que le mataban
en menos de dos años, y ya nada le importaba.
Que se las coman todas, carajo, le dijo a los
policías con la voz temblorosa de coraje,
y miró casi con indiferencia, por sobre
el tomatal, hacia los oscuros matorrales de marabú,
donde ahora la gente debía estarse disputando
con los buitres la poca carne que los matarifes
debían haber dejado pegada a los huesos
aquella madrugada, tal vez cuando ya la amanecida
se les veía encima".
Este párrafo iniciático, con un
final que anuncia un posible amanecer con más
de lo mismo, resume una conducta que se aferra,
no obstante el aparente pesimismo, al terruño
natal y a una vida levantada con uñas y
pies junto al rebaño, la siembra y todo
un mundo que ve desmoronarse con cierta impotencia.
Vencido pero no derrotado, como el héroe
hemingwayano, el viejo vuelca todas sus fuerzas
al cuidado de la única vaca sobreviviente,
como semilla natural para un futuro posible, si
los hombres dejaran de ser buitres.
El abandono estatal ante la crisis alimentaria,
la cantinela de la vieja que susurra alientos
y moldea ternuras ya deshechas con sus gastadas
manos, sirven de contraparte a un fin que se dibuja
constantemente en la bandada infinita de buitres
que revolotean la casa como un mal augurio, y
los pasos sigilosos de vecinos hasta ayer compartidores
y hoy convertidos, por la necesidad, en enemigos
fatales.
Por otra parte, los matarifes, con la insensibilidad
de los maleantes, si bien representan en el relato
la parte negra de la historia, con sus bromas
macabras y hechos delictivos sirven de reto al
viejo, y posibilitan la carroña alimentaria
a los habitantes del vecindario.
"Parado por falta de gomas" rezaba
un cartelito dejado por el matarife ante la imposibilidad,
por la llegada de alguien, de completar el descuartizamiento
de una res a la que sólo había podido
picarle una pata trasera. "Aquí le
dejo el contenido; yo tuve que llevarme el recipiente"
y "Que siempre brille el oro", decían,
respectivamente, un cartel dejado sobre los huesos
de la Pinta y en nylon repleto de excrementos
de vaca.
Estos macabros avisos lograban sacarle una sonrisa
al viejo que, desprovisto de toda alegría,
encontraba originalidad y humor en quienes le
acaban cn el rebaño y con la vida.
El relato, alegórico en la dimensión
de un realismo que no impide con su crudeza la
sublimación de la fuerza y el amor a la
lucha, nace de las penumbras de un contexto que
se desborda en sinsabores, pero habitado por hombres
que alcanzarán el día poniendo las
cosas en su lugar, a través del tesón
y el optimismo en un cambio donde la bandada infinita
de la maldad y el desamparo pase a ser un lejano
recuerdo cuando la libertad se pose sobre la Isla.
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