ECONOMIA
INFORMAL
El asalto a los "riquimbilis"
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org)
- Tal vez hoy sea el último día
en que Leonardo maneje su "riquimbili",
un triciclo con motor hecho de piezas adaptadas
de Lada, moto Ural (moto soviética de la
segunda guerra mundial) y otros vehículos
que no ruedan por diversas razones.
Y no es que Leonardo esté amenazado de
muerte, o sea un viejo que ya no puede conducir.
Al contrario, este casi joven de 42 años,
con experiencia de chofer, goza de perfecta salud
física y mental. El problema es la policía,
que le ha declarado la guerra a estos motores.
Con este triciclo construido a trozos, Leonardo
ha podido mantener a su familia al margen de los
raquíticos sueldos que paga el gobierno
por manejar guaguas o algún otro transporte.
Pero no sólo él y unos pocos se
han beneficiado de este invento. La escasez de
transporte, así como la inexistencia de
un servicio que se dedique al transporte de mudadas,
equipos electrónicos, animales incluidos,
ha hecho que muchos contraten sus servicios por
lo económico de sus precios.
Las cafeterías estatales que muchas veces
no tienen quien les acarree sus mercancías,
acuden a los "riquimbilis" cuando la
necesidad les urge. Gracias a ellos, también
los abuelos pueden llegar a tiempo para almorzar
en los comedores de ancianos.
Los "riquimbilis" nacieron como respuesta
a la crisis de transporte. A veces caminan con
gasolina o petróleo. Su forma principal
es la del triciclo, con un pequeño espacio
detrás, cerrado con planchas de zinc soldadas
a unas cabillas. Más tarde empezaron a
circular con dos ruedas, para uso personal.
Desde que salieron a la calle el gobierno los
atacó, decomisándolos y poniendo
multas de hasta 1,500 pesos. El estado, acostumbrado
a que todos le deban y dependan de él,
siempre vio con malos ojos a estos rebeldes que
no se quedaron cruzados de brazos frente a la
crisis que nos azotaba.
Lejos de ser un peligro para alguien, han favorecido
a todos, incluyendo al estado. Pero las medidas
intransigentes de éste amenazan con exterminar
a los pocos "riquimbilis" que quedan.
Como "momento de tensión por posibles
decomisos" calificó Leonardo estos
días de acoso contra toda forma de vida,
independiente donde, al parecer, ellos no son
inmunes. Aunque de forma discreta, para evitar
revuelos, la policía ya ha empezado un
"fuego a discreción" que parece
estar dirigido a neutralizarlos en silencio.
A pesar de que las esperanzas de estas personas
son nulas, todas las mañanas salen a la
calle a buscarse el pan. Tal vez en este momento,
o mañana, un policía prepotente
y representante de la justicia revolucionaria
les quite su motor, alegando que afean el ambiente,
o que va en contra de los intereses de la clase
dirigente; perdón, quise decir obrera.
Mientras tanto unos rezan, y otros, cada noche,
se acuestan con la ilusión como compañera
y se levantan con el miedo como desayuno. cnet/32
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