OLA
REPRESIVA
¿Quién escribe por Chepe?
LA HABANA, octubre (Tania Díaz
Castro / www.cubanet.org) - ¿Quién
escribe por Oscar Espinosa Chepe en esta realidad
cotidiana que cada día golpea a los cubanos
de la Isla? Él no puede hacerlo. Fue condenado
a veinte años de prisión en abril
pasado por detectar que Cuba se encuentra en un
callejón sin salida. Actualmente, a pesar
de sufrir una grave enfermedad, continúa
preso en el hospital Finlay, donde su vida corre
un gran peligro.
Como buen economista y periodista independiente,
el licenciado Oscar Espinosa Chepe, de 63 años,
dejó escritos sus pronósticos acerca
de las zafras azucareras del país, calificándolas
de desastrosas. Denunció, además,
que los obreros azucareros realizan sus faenas
en la zafra con ropas rotas, prácticamente
descalzos, que su alimentación está
muy por debajo de sus necesidades y que los medios
de trabajo son muy deficientes.
Escribió en múltiples ocasiones
que la agricultura cubana no da buenos resultados.
La libreta de racionamiento es la mejor prueba.
Ya en los albores del año 1992, Espinosa
Chepe puso a su Patria por encima de todo. Comenzó
a escribir sin miedo, porque sólo así
se honra la verdad. Servir a su pueblo y no a
gobierno alguno, porque su juicio, como debe de
ser, es completamente independiente, su voluntad
hecha de bondad, de sabiduría y valentía.
Es por eso que divisó el Bien.
El colega Chepe no es un economista improvisado
en el movimiento de derechos humanos. Prestó
servicios como especialista en Economía
en el Comité Estatal de Colaboración
Económica, y en el Banco Nacional de Cuba.
Fue, además, consejero económico
en Yugoslavia entre 1984 y 1987.
En sus crónicas periodísticas no
sólo analizaba la realidad cubana, sino
que ofrecía soluciones, cauces a seguir.
"La única solución -escribió-
es el desarrollo del país mediante la construcción
de una economía fuerte y eficiente".
Destacaba que aunque el potencial existiera, el
modelo actual impedía su avance.
Chepe no se dejaba engañar por la prensa
escrita, la televisión y la radio, controlados
por el gobierno. Sacaba su propia cuenta y la
cuenta nunca le daba. Conocía perfectamente
la herencia que el régimen castrista dejaría
a la población: una deuda externa de aproximadamente
40 mil millones de dólares. Se refirió
más de una vez al empeoramiento del nivel
de vida del cubano.
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