POLITICA
Hasta pronto a la Casa de la Cultura de España
LA HABANA, octubre (www.cubanet.org)
- Mientras el mundo recordaba el segundo aniversario
de los sucesos del 11 de septiembre, en Cuba se
hizo efectivo el cierre de la Casa de la Cultura
de España en La Habana. En una fecha que
recuerda sucesos ejecutados contra la libertad
y la vida humana, se concretó la entrega
de las llaves del edificio a las autoridades cubanas,
poniendo fin a diez años de existencia
de esa institución.
Para los que la visitaron y se asociaron a ella,
la Casa de la Cultura de España significó
un soplo de vida renovadora. El participar de
las opciones que brindaba nos acercaba a una realidad
que para la mayoría de los cubanos es difícil
de imaginar. Libros, revistas, actividades culturales
y recreativas, conferencias pronunciadas por personalidades,
gracias al espacio ofrecido por la Casa de la
Cultura de España se hicieron accesibles
a personas que de otra manera no hubieran podido
disfrutarlas.
Conocer los criterios de Monseñor Manuel
de Céspedes sobre la Iglesia en Cuba, o
apreciar el arte de Polito Ibañez, o la
compañía de bailes de Liz Alfonso,
son algunas de las actividades programadas por
la entidad cultural. Los niños que viven
en esta zona de La Habana pudieron conocer la
alegría de la fiesta de los Reyes Magos,
cuando en enero se fue haciendo una tradición
el paseo de coches, con personal revestido a la
manera de los míticos magos.
Esta cabalgata, que finalizaba su recorrido en
la edificación situada en Malecón,
fue fuertemente criticada en un memorable espectáculo
protagonizado por periodistas de la televisión
nacional, aparentemente indignados por el desfile,
donde los personajes tiraban caramelos a grupos
de niños que les seguían, así
como por las "arrebatiñas" que
según ellos se formaban en las entregas
de juguetes dentro de la Casa de la Cultura. Claro
que lo que menos preocupaban eran las disputas
por los regalos, cosa muy normal en actividades
organizadas por las instituciones gubernamentales.
Lo que molestaba era la existencia de este pequeño
islote con diferente paisaje. El goce de las libertades,
por pequeño que sea, siempre incomoda y
resulta como una explosión de colores peligrosa
para un sitio donde predomina un solo matiz.
Aprovechando la coyuntura creada a partir de
las protestas que se han desatado por las anacrónicas
e injustas condenas contra disidentes y periodistas
independientes, cuyo delito era tan grave como
el cometido por Federico García Lorca,
Antonio Machado o Miguel Hernández, las
autoridades cubanas declararon que el centro era
un lugar donde se fraguaban actividades contrarias
a la soberanía cubana, que nada tienen
que ver con la auténtica cultura española.
Ahora hasta los socialistas se unen en una gran
protesta que tiene por escenario París.
Allí varios destacados intelectuales españoles
de izquierda se han dado cita para protestar contra
este acto que atenta contra el libre ejercicio
de la expresión y de las ideas. Y se demuestra
que las dictaduras, a pesar de declararse ideológicamente
en un bando u otro, en el fondo son la misma cosa:
regímenes totalitarios que imponen leyes
y suprimen derechos.
No es casual que en el exilio de las últimas
décadas se encuentren intelectuales de
orientación socialista que jugaron un papel
en el desarrollo de la revolución cubana.
No dudo que muchos de ellos se sigan sintiendo
como tales, lo cual no es dañino. Lo terrible
es decir que se lucha contra todo tipo de opresión,
pero ésta no se ve cuando los que la ejercen
están en el mismo bando ideológico.
No es coherente criticar a un gobierno de derechas
que reprime, encarcela, suprime todo tipo de libertades
y derechos, expulsa de los trabajos a quienes
no comulgan con su proyección política,
censura, vigila y manipula, mientras se omite
y hasta se justifica esas mismas acciones cuando
son hechas por aquel sistema que dice ser afín
con nuestra ideología. Eso, además
de falso, constituye una hipocresía.
El cierre de la institución cultural española
no es positivo, pero si el hecho provoca un despertar
en las conciencias de aquéllos que por
encima de dogmas defienden la dignidad del ser
humano, entonces algún fruto se habrá
obtenido de esta amarga cosecha. Algún
día, más próximo que lejano,
se abrirán las puertas, no sólo
de las cárceles, sino también de
casas de cultura que posibiliten la apertura del
corazón y la mente de los cubanos, quienes
sin temores podrán ofrecer toda la riqueza
humana que guardan en su espíritu para
construir una Casa mejor. cnet/43
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