PRENSA INDEPENDIENTE
Noviembre 28, 2003

ECONOMIA
Athos, Porthos y Aramís

LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org) - La Habana contaba con tres fábricas de cerveza con una producción que cubría, para deleite de la población, todo tipo de fiestas familiares o comunitarias e incluso para el consumo diario sin necesidad de que mediara algún pretexto festivo. Pero eso es historia de tiempos "mejores".

Las tres industrias cerveceras de la capital eran conocidas no sólo por su producción. "La Tropical" y "La Polar", primeras fábricas en Cuba, contaban con amplios y bellos jardines donde se realizaban bailables populares amenizados con las mejores orquestas de la época. Además eran sitio de esparcimiento para una buena parte de la población capitalina. Las dos primeras y "La Hatuey" enclavada en el Cotorro, elaboraban las respectivas marcas que identificaban sus nombres y cubrían la demanda de la parte occidental del país y además se distribuían en el resto de la Isla, a pesar de que fueron apareciendo otras industrias dedicadas a esta producción en Santiago de Cuba, Las Villas, Holguín y Camagüey.

Tomarse una cerveza en Cuba era algo tan normal como tomarse un vaso de agua. Pero en esta vida nada es eterno. Para confirmar este adagio vemos que en el presente estas fábricas son un monumento al abandono, quedando casi en el olvido sus años de esplendor.

Tras cuarenta años de producción desde que fueron nacionalizadas, pasando a formar parte de la Industria de la Alimentación, y ante una marcada falta de inversiones en sus instalaciones, la producción de cerveza fue mermando en calidad. Esta situación se agudiza al terminar las relaciones económicas en el marco socialista del CAME. Las consecuencias no han podido ser peores. "La Polar" ha quedado reducida a una fábrica de hielo; "La Tropical" sólo produce una pequeña cantidad de cerveza a granel de mala calidad y "La Hatuey" intenta afanosamente mantener un nivel de producción de producto embotellado con serios problemas de producción. También las cervezas producidas en otras fábricas del país para venta en dólares han confrontado problemas, como ocurrió con la marca "Cristal".

Siempre que pienso en estas tres marcas recuerdo a un viejo amigo, emigrante en Estados Unidos, que había apodado a las tres fábricas con el título de la universal obra literaria de Dumas, dándole el nombre además de cada personaje a su producto. Cuando pedía una de las cervezas la llamaba con el nombre de uno de los mosqueteros, según fuera la marca. Si este ocurrente amigo estuviera hoy aquí, quizás hubiera llamado a las tres industrias "Waterloo" y solamente necesitaría un nombre para pedir cualquiera de las marcas: Napoleón, pues sólo queda el desastre de lo que alguna vez fueron tres buenas fábricas de cerveza. cnet/21



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