SOCIEDAD
El símbolo robado
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org)
- El rostro de la japonesa, Setsuko Ono, hermana
de Yoko y cuñada del ex beatle John lennon,
resplandecía de "dicha y felicidad"
cuando con lágrimas en los ojos anunciaba
la donación a la Isla de las obras escultóricas
que trajera consigo para ser expuestas dentro
del marco de la VIII Bienal, y que una, denominada
"Éxtasis de Amor", podrá
ser admirada permanentemente junto a la estatua
del sicodélico músico en el parque
que lleva su nombre, en la barriada del Vedado.
Lo grotesco de esta escena no está en
su gesto altruista, en el selecto grupo presente
en el emblemático y a la vez controversial
lugar donde la mera presencia del Comandante no
deja lugar a dudas de quienes lo integraban: los
mismos a los que el hoy domado y convertido Silvio
Rodríguez les cantaba en una de sus aún
prohibidas canciones: "los perseguidores
de cualquier nacimiento, delimitadores de la primavera".
Las imágenes mostradas de este singular
acto me hicieron retroceder en el tiempo hasta
el lejano y siempre añorado año
1968, cuando en ese mismo parque, noche tras noche,
desafiando el orden establecido, lucíamos
nuestras largas cabelleras y collares confeccionados
con semillas colgando de nuestros cuellos. Era
en aquel entonces nuestra sencilla forma de decir
no al oprobioso sistema impuesto con la anuencia
de nuestros padres.
Allí, en ese parque, nos reuníamos
para hablar sobre cualquier tema, de música,
de pintura, de cine o teatro; nada de política,
de ésa estábamos hartos. Recuerdo
nuestra animación cuando venían
al parque personajes como "Enciclopedia",
todo un conocedor sobre las interioridades del
Séptimo Arte; "Jesucristo", nombrado
así por su larga cabellera y barba rubia,
y su peculiar vestimenta: una sábana blanca
y nada más, predicando siempre sobre el
amor y la paz; el "Plátano",
con su vieja cámara fotográfica
tomando instantáneas de los presentes.
Quizás el más esperado por lo que
acudíamos al parque era Walter, con su
inseparable radioreceptor de baterías donde
escuchábamos lo último que sonaba
en el mundo en materia de música, a través
de la WQAM de Miami, o la KAAY, de Arkansas.
Así, tratando de escapar a la realidad
enajenante que nos asfixiaba, pasábamos
las horas, los días, los meses, ignorando,
por ingenuidad o inexperiencia que nuestra forma
de actuar y de pensar constituía "un
serio peligro para la estabilidad política
y social de la revolución". Este argumento
sería utilizado posteriormente con bastante
regularidad a lo largo de cuatro décadas
de castrismo.
"Extirpado el mal de raíz",
"Recogen a antisociales", eran los titulares
de la prensa, la que dio (cosa extraña)
una amplia cobertura a las "razias"
llevadas a cabo por fuerzas combinadas del Ministerio
del interior y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
En una noche fueron arrestados y confinados en
campos de trabajo forzado miles de jóvenes
sin que se les procesara legalmente. cnet/18
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