OLA RERESIVA
Roberto de Miranda no recibe adecuada atención
médica
LA HABANA, 14 de noviembre (www.cubanet.org)
- Con la inocencia de sus cinco años, mirando
al abuelo en una situación que él
no puede entender porque los separaron repentinamente,
Marlon de Miranda dijo a su abuelo durante la
visita del pasado 4 de noviembre: "¡Déjame
quedarme preso contigo!"
Roberto de Miranda, presidente del Colegio de
Pedagogos Independientes de Cuba se encuentra
encarcelado en la prisión Combinado del
Este, sancionado a 20 años. El prisionero
de conciencia interrogó al nieto acerca
del rosario que llevaba en el cuello. El niño
le respondió: "Me lo envió
mi tío Alexander de España. Lo llevaré
puesto mientras estés preso".
Soledad Verdecia Rivas (Iraida), esposa de Roberto
de Miranda, señala que en la visita de
ese día, después de tres meses sin
verlo, supo que a su esposo le ha salido una "bola"
en la espalda, semejante a un quiste sebáceo,
y que a pesar de que es muy grande y le crece,
no está recibiendo atención médica
específica. De Miranda, según refiere
la esposa, sigue padeciendo de inflamación
en la próstata. En cuanto a su problema
cardíaco grave, que motivó su traslado
de la prisión de Agüica, en Matanzas,
al Combinado del Este, en Ciudad de La Habana,
tampoco está recibiendo la atención
que requiere, que incluye una intervención
quirúrgica, según le dijeron.
"Hace pocos días -refiere la esposa
del preso político- a Roberto lo llevaron
al hospital Hermanos Ameijeiras para hacerle unos
pruebas clínicas. Allí lo vio una
persona amiga que fue inmediatamente a avisarme.
Por mucho que me apuré -incluso tomé
un bicitaxi- no lo pude ver porque ya se lo habían
llevado. Pero me dio mucha tristeza cuando me
contaron que lo llevaban esposado y escoltado
como si fuera un asesino. Pienso que cualquier
prueba médica que le hayan hecho a mi esposo,
en esas condiciones de tensión nerviosa,
tiene que dar alterada".
"En el tiempo que Roberto de Miranda lleva
preso -continúa Iraida- ni una sola vez
le han permitido la comunicación telefónica
conmigo, aunque el reglamento establece una llamada
semanal. A la dirección del penal he entregado
medicamentos para Roberto, pero no los tiene a
su disposición. A mí me amenaza
la policía política con que si continúo
asistiendo a la peregrinación a la iglesia
de Santa Rita, pidiendo la excarcelación
de mi esposo y demás presos políticos,
a Roberto lo trasladarían a otra provincia.
Y eso sería muy injusto". cnet/12
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