OLA REPRESIVA
Un trono para el Poeta
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org)
- Los útiles para romper los barrotes de
la cárcel deben conjugar la dureza del
acero con el diseño apropiado como soporte
a la astucia del evadido.
Manuel Vázquez Portal, un poeta condenado
a 18 años de encarcelamiento por asumir
como norma personal la libertad de expresión,
destruye a fuerza de verso los barrotes que lo
encierran.
Quienes nunca dudamos de la vena poética
de Vázquez Portal somos llevados de la
mano por el Poeta preso a asumir la realidad a
través de la imagen poética que
nos regala en cada uno de sus textos desde la
cárcel. Un regalo además con el
doble significado que el regocijo y el compromiso
público le conceden.
Por lo primero, recibo la satisfacción
de leer al condiscípulo de aulas universitarias;
por lo segundo hago mía la tarea de desentrañar
-hasta donde me sea posible- los mensajes que
nos envía gracias a un código poético
burlador de censuras intolerables.
Con fecha 15 de octubre de 2003, CubaNet publicó
en su plegable un poema de Vázquez Portal
titulado "Retrete turco".
Escrito en la prisión de Boniato, abril/03,
este texto compuesto por 23 versos libres transmite
la evidencia del triunfo del Poeta sobre la dureza
material del encierro en condiciones infrahumanas
y la desidia de sus carceleros. El craso error
de sus verdugos fue el de no contar con la dignidad
del Hombre y la creación del Poeta, desconfiar
del poder de la Palabra convertida en imagen y,
esta última, ser transformada en un ariete
infalible para destrozar los barrotes de la celda.
El craso error de sus verdugos fue el de no contar
con la dignidad del Poeta.
Así pues, Vázquez Portal burla
al encierro y a sus verdugos. Sólo veintitrés
versos bastan para dejarnos en la mente la definición
suya de la condena que todos vivimos.
Para él, la cárcel pequeña,
la celda estrecha; para nosotros la prisión
mayor. El país en el cual todos estamos
condenados únicamente por residir en él.
El Poeta contempla su imagen física gracias
al reflejo proyectado por una imagen poética:
Desde mi medio siglo
sobre un retrete turco
soy un triste espectáculo.
La peripecia de la aventura horrible que vive
es sobrevivida con la ayuda de la dignidad. La
caída en el abismo al que ha sido aherrojado,
la evita al agarrarse con todas sus fuerzas de
la Dignidad:
Si no resbalo y caigo,
me rompo las costillas,
es porque todavía mantengo
mi antiguo afán de dignidad.
La imagen construida con estos cuatro versos
completa y corrige la visión de los tres
primeros que abren el texto.
Al "triste espectáculo" que
es asumir una satisfacción fisiológica
"sobre un retrete turco" -contemplación
impuesta por sus verdugos en el encierro-, a la
peripecia posible expuesta mediante tres verbos
de acción: resbalar, caer, romperse las
costillas, el Poeta opone la razón que
la Dignidad, "mi antiguo afán",
sostiene.
Y rehuye de cualquier maniqueísmo heroico,
escapa de auto-vanagloriarse al reconocer en un
verso que expresa todo el sufrimiento del encierro:
La cárcel es más sórdida
si la transita un viejo.
Pero el dolor que sufre, hoy aumentado por la
prisión pequeña, es de antes compartido
con su pueblo.
Así lo expresa y define gracias a dos
series de índices que estructuran la imagen
principal del texto.
"Retrete turco-triste espectáculo-resbalo
y caigo-cárcel sordina-un viejo-celda más
amplia-fronteras de alambre-costas militares-postigos
cerrados-carceleros-trácalas oscuras-rábulas
leales-nudo de candados- a la que opone: antiguo
afán de dignidad-barba de Gnomo mitológico-me
yergo-escribo este poema".
El país es una gran cárcel. Todos
estamos condenados en un "a huis clos",
un espacio cerrado donde sobrevivimos los condenados.
"La celda más amplia, un país
con fronteras de alambre, postigos cerrados sobre
todas las bocas", son imágenes que
respaldan el argumento expuesto en el primer verso
de la cuarta estrofa: "Ya yo venía
sufriendo". El índice temporal ajustado
por el gerundio que cierra el verso y el adverbio
(Ya) que lo abre obligan a reconocer que lo que
sufrimos no data del presente. ¡Con un solo
verso recorre y reconoce el Poeta 44 años
de padecimientos!
A seguidas, recuerda la conjura, la bajeza del
juicio vil, la condena injusta, la confabulación
de los carceleros.
Quienes desdeñan la fuerza de la Dignidad
del Poeta. Obnibulados por la ceguera del Poder,
embriagados de Intolerancia, gozan de la imposibilidad
de constatar la eficacia de la real hombradía
del Poeta en su lucha contra las sombras
Una sinfonía acompaña la ascensión
del Poeta desde el retrete hasta el trono que
merece. Sumido en el sufrimiento, recompuesta
la imagen misma mediante la poética de
su mirada, aunque confiese humilde un "no
ya sin mucho esfuerzo", asume la labor esencial
que identifica la lucha íntima contra el
Mal.
Para construir la última imagen de verdadero
valor prometeico concierta dos grupos verbales
sintéticos: "me yergo" y "escribo
este poema".
De esta forma, Vázquez Portal rompe los
límites de la ergástula, de la celda;
así vence a sus verdugos. Condenado, enjuicia
a quienes lo juzgaron, lapida con palabras -en
fin, más duraderas que piedras- la enormidad
de la injusticia que padece, condena mediante
la eternidad del texto literario la efímera
vileza del acta fiscal que sirvió para
condenarlo. ¡Cuán peligrosos son
los Poetas! cnet/29
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