POLITICA
Cuesta abajo
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org)
- En días pasados varios opositores pacíficos
y periodistas independientes han sido "visitados"
en sus domicilios por agentes del Departamento
de Seguridad del Estado, o citados para interrogatorio.
Entre ellos, René Montes de Oca, Claudia
Márquez Linares, Juan Carlos Linares, Ernesto
Roque y Fara Armenteros.
A casi todos los que la Seguridad del Estado
ha ido a "visitar" o que han sido citados
para que "visiten" a los oficiales de
la policía política, les han dicho
que si no terminan con sus actividades se les
aplicará la Ley 88 y serán condenados
a veinte años de cárcel.
Se supone que cuando las personas son llevadas
ante los tribunales está reconocida su
presunción de inocencia. Ese es un elemento
primordial a la hora de impartir justicia. Sin
embargo, en Cuba la Seguridad del Estado anuncia
antes cuál va a ser la condena.
Parece que los mismos que mandan a la policía
política son los jefes de los designados
para juzgar y condenar a los que no están
de acuerdo con el régimen y lo manifiestan
de forma pública.
Pero la Seguridad del Estado debería pensar
que si la oposición pacífica y la
prensa independientes se terminan, como quiere
el régimen a toda costa, ellos se pueden
quedar sin empleo. Y entonces ya no tendrán
motos, ni autos, ni podrán asistir a centros
recreativos como el "Cocaloca", en la
zona de Arroyo Arenas, donde los precios que pagan
por la comida y la bebida son ínfimos,
y perderían un montón de privilegios
más, y serán entonces, como la inmensa
mayoría, pobres cubanos que tienen que
"luchar" o "inventar" para
subsistir.
Los agentes de la Seguridad del Estado tienen
un empleo con poco o ningún desasosiego.
Es fácil informar que Fulano escribió
sobre el desalojo de su vivienda de una humilde
familia, o que el otro declaró a una emisora
radicada en el exterior que Castro es un dictador.
Por cierto, que eso, ahora, ofende mucho a los
gobernantes y no sé por qué, porque
durante muchos años nos estuvieron diciendo
oficialmente que en nuestro país existía
la dictadura del proletariado, y nadie puede tener
duda de que el jefe de la dictadura es el dictador.
No es difícil averiguar que Mengana recibió
unos cuantos "Diario de las Américas",
o que Sutanejo le prestó "Rebelión
en la granja" a un vecino, o que en la casa
de Esperancejo se reunió un grupo de "contrarrevolucionarios".
Conocer de esas cosas para informar al mando es
muy fácil porque nada se hace oculto.
Claro que debe haber algo muy difícil
para las personas que creen que el ser humano,
aunque tenga ideas distintas a las propias, tiene
algún valor, y es acosar y cooperar para
que tus propios compatriotas vayan a la cárcel
por querer que en el país se pongan en
práctica derechos universalmente reconocidos.
Es triste el papel de la Seguridad del Estado,
porque al final no son nada. Simples objetos utilizados
para que el mismo grupo, y fundamentalmente el
mismo individuo, se mantenga en el poder, auque
la nación continúe, para mal y dolor
de la inmensa mayoría de los nacidos en
esta Isla, cuesta abajo. cnet/13
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