POLITICA
Los chinos también van a la luna
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org)
- A mediados del mes de octubre del presente año
el mundo conoció del primer vuelo espacial
tripulado por un cosmonauta chino, a bordo de
una nave construida por el enorme país
asiático de la Gran Muralla.
El hecho de ver a esta nación compartiendo
con la ex Unión Soviética y con
los Estados Unidos de Norteamérica la exclusividad
de los vuelos cósmicos, no puede menos
que llenarnos de curiosidad, por no decir de asombro.
¡Quién lo hubiera pensado hace 30
años, cuando el "Gran Timonel"
conducía a la inmensa pero entonces endeble
embarcación china por los mares tempestuosos
de la revolución cultural, con mano férrea
e implacable! Ni los chinos ni los cubanos podíamos
pensarlo.
Sobre todo nosotros los cubanos, que en esos
años no andábamos nada bien con
la dirigencia china. Acá aparecían
en la arena algunas informaciones sobre los descalabros
y excentricidades de la revolución cultural
promovida por Mao Tse Tung. Pero no se abundaba
mucho en el asunto, pues aquí también
se llevaba a cabo otra revolución cultural
en nombre de la misma ideología y con similares
propósitos. Por razones de afinidad era
contraproducente dirigir los dardos de la propaganda
contra un pariente ideológico. Si se sacaban
a relucir algunos trapos sucios, era más
bien para contentar a los rusos.
Entonces rusos y chinos se llevaban entre sí
como perro y gato, disputándose la hegemonía
sobre el dogma marxista. Las ofensas subían
de tono cuando los chinos acusaban a los soviéticos
de tipos flojos y temerosos del "Tigre de
Papel", y éstos ripostaban calificando
a aquéllos de irresponsables y aventureros.
El castrismo tomaba partido al lado de los rusos
y en su lenguaje "revolucionario" calificaba
al camarada presidente de "viejo chocho".
Ya todo aquello forma parte de un pasado felizmente
superado, cuyo único residuo está
representado por el castrismo obsoleto y moribundo.
En el actual despegue chino no hay nada inexplicable
y mucho menos misterioso. Son los frutos de la
cosecha capitalista a cuya tabla de salvación
acuden siempre sus detractores comunistas cuando
se ven perdidos, tras fracasar los inútiles
y falsos preceptos doctrinales.
En China, sin embargo, se dan situaciones muy
originales. Fue precisamente un ex jefe del Partido
Comunista Chino, víctima por demás
de la "Gran Revolución Cultural",
quien hizo añicos a la misma en 1978, y
a partir de 1979 implantó una política
de reformas y aperturas económicas de tipo
capitalista, capaces de levantar el enorme gigante
asiático del inútil letargo en que
el dogma marxista lo tuvo sumido por décadas.
Sin embargo, Den Xiaoping puso a buen recaudo
las armas ideológicas que permitirían
el control totalitario de China a través
del Partido Comunista. Los chinos seguirían
bajo el garrote, pero al menos tendrían
mantequilla. Ello se hizo más que evidente
en 1989, cuando fueron masacradas las multitudes
sedientas de liberad y democracia.
Mientras todo esto sucede en China, en Cuba continuamos
con nuestra revolución cultural permanente,
ahora potenciada con tribunas abiertas y mesas
redondas, donde todo lo que se dice está
"cuadrado" de antemano. Inmersos en
una batalla de ideas que no parece tener para
cuando acabar.
Mientras el cubano navega en un barco sin destino,
los chinos, junto a los rusos y los americanos
van al espacio extraterrestre y se preparan para
viajes más lejanos. Ellos, como aquéllos,
también van al cosmos y sueñan a
demás con ir a la luna. cnet/03
|