RELIGION
La misión de la Iglesia en el mundo de la política
LA HABANA, noviembre (www.cubanet.org)
- A raíz de lo expresado por la carta
teológica pastoral emitida por los
obispos cubanos, vuelve a surgir la eterna pregunta
cuando la Iglesia trata de llevar su misión
a las realidades terrenas en las que está
insertada. ¿Por qué hablan los curas?
Se preguntan los disgustados por esa misión,
mientras afirman que la acción de los sacerdotes
y con ellos la de todos los creyentes es rezar
y leer la Biblia.
Eso repiten aquellos que ven denunciado su actuar
torcido en las palabras proféticas de la
Iglesia. La Iglesia no es para hablar de política,
la política no pertenece al ámbito
eclesial, son también las más frecuentes
aseveraciones con las que tratan de poner límite
a los criterios emitidos desde la milenaria institución
sobre este delicado tema.
Dentro del propio marco eclesiástico algunos
utilizan fragmentos evangélicos para tratar
de distanciarse del compromiso de justicia cuando
de alguna manera queda involucrada la dignidad
humana, pisoteada, perseguida y esclavizada. Para
ello, la conocida frase de Jesús en respuesta
a los que pretendían ponerle una trampa
y situarlo en aprietos ante el poder.
La pregunta tiene un matiz político para
la época en que fue hecha y versaba sobre
el deber de pagar o no los impuestos con los que
el imperio romano gravaba a los judíos.
De responder negativamente estaría Jesús
implicado en un acto de rebelión hacia
el poder vigente. De hacerlo de manera afirmativa
estaría acuñando la legitimidad
del abuso sobre su pueblo. Contemplando la moneda
en curso y en alusión al rostro del emperador
que aparecía sobre la misma, el Señor
de la Historia da una respuesta magistral: "Al
César lo que es del César y a Dios
lo que es de Dios".
No estaba diciendo de manera explícita
que no se pagaran los impuestos, pero que por
encima de estos estaba la justicia de Dios.
La misma trampa ha sido lanzada a lo largo de
la historia de la humanidad sobre hombres de fe
que trataban de edificar el Reino en este mundo.
No ha faltado la pregunta en Cuba, con toda una
serie de matices: La Iglesia es para salvar las
almas y no para soliviantarlas, la Iglesia no
se mete en política, la Iglesia es España,
no es para amparo de ideas comunistas, no es para
apoyar a los gusanos y contrarrevolucionarios.
Desde que se alzó la primera voz contra
el abuso al indio y las iniquidades de la esclavitud
hasta nuestros días, siempre hay quien
repite la misma sentencia: la Iglesia es para
orar. Por eso es tan importante que en este momento
los obispos nos recuerden que "... por solidaridad
cristiana la Iglesia tiene que anunciar, promover
y defender la dignidad humana, la justicia social
y todos los derechos del hombre, indispensables
del Reino de Dios".
Es la respuesta a los fariseísmos de nuestro
tiempo, que siguen cuestionando si es correcto
pagar los impuestos, traducido en si no es mejor
seguir guardando silencio. No basta con la conmoción
del espíritu cuando hay que mejorar al
ser humano. El cristiano tiene el doble deber
de inferir en el mundo para que la justicia se
haga presente. Ante Dios y ante su conciencia
humana, que desde el interior clama ante situaciones
que atentan contra nuestra dignidad.
Los laicos y religiosos que de alguna manera
en Cuba han hecho valer su presencia y opinión
en el mundo de la política, ven recompensadas
en este fragmento de la carta pastoral todas las
incomprensiones, rechazos y hasta exclusiones
que han sufrido por su posición.
La misión de la Iglesia no es cómoda
pero lo es mucho menos cuando se adentra en el
mundo de la política. Sin embargo, su presencia
en ese lugar se hace cada vez más necesaria,
pues los remilgos en participar han dejado las
manos libres a personas de pocos escrúpulos
que buscan aplastar a su prójimo.
Los católicos cubanos, que vivimos días
difíciles, sabemos que esa labor es necesaria
y que la misma fe nos convoca a trabajar por el
bien común. También desde el mundo
de la política. cnet/43
|