SOCIEDAD
Severo
control sobre venta de libros
LA HABANA, junio
(www.cubanet.org) - Resulta difícil comprender
la resolución gubernamental vigente desde el pasado
mes, la cual establece un rígido control sobre
la venta de libros -nuevos o usados- con menos
de un lustro de publicado por el monopolio editorial
estatal.
La medida, implementada
por el Registro Nacional de Bienes Culturales,
se aplica con el fin de evitar que libros destinados
a los lectores cubanos dentro del país sean vendidos
en moneda extranjera, según expuso el director
de la institución, José A. Méndez.
"¡Es un absurdo
completo!" -dijo lacónico un empleado de la librería
capitalina "El Carmelo", la más antigua dedicada
a la venta de libros usados.
Entre los libreros
cuentapropistas aumentan los temores de siempre
de que les cancelen la licencia si comercian algún
ejemplar adquirido como "viejo" y de "uso" para
la reventa, con menos de cinco años de editado;
o porque no tenga bien clara la fecha de impresión;
o porque sencillamente no aparezca, o porque se
trata de una re-edición.
Un vendedor ambulante
de libros usados comentó que la prohibición no
tiene explicación lógica porque "siempre, desde
tiempos inmemoriales, en cualquier parte del mundo,
cuando algún título gusta mucho -recordemos El
Quijote, reeditado incesantemente desde su aparición-,
tiene gran demanda, incluso hasta llegar a ser
best seller, lo único lógico es hacer nuevas tiradas,
y resuelto el problema". Máxime en Cuba, donde
el gobierno expropió todas las imprentas cuatro
décadas atrás, y concentra en sus manos todos
los recursos editoriales.
Un ciudadano que
hojeaba libros en una concurrida librería de la
famosa calle habanera Obispo, en la Habana Vieja,
manifestó su idea sobre la restricción a la venta
como "libro de uso" -que es la esencia de la resolución-
de textos con menos de cinco años de publicados:
"Compro un libro de edición reciente, lo leo,
me instruyo. Después no lo necesito. Tampoco me
queda espacio en mi estantería. ¿Qué hago? Porque
ya no podré revenderlo. ¿Tendré que esperar cinco
años?"
"Como es previsible
cuando ocurren estas cosas de supercontrol estatal,
ya veremos entrar un nuevo 'producto': libros
de reciente edición en el mercado negro" -afirmó
el dueño de un banco de películas que alquila
videos clandestinamente, y también novelas de
cowboys, novelas rosa y otros libros por encargo.
Sin que lo confiese,
la más nueva prohibición está enmarcada en el
conflicto de la circulación en el país de la doble
moneda y la duplicidad -más bien multiplicidad-
de mercados, que enreda mucho más las relaciones
mercantiles.
El gobierno, dueño
casi absoluto de todas las librerías del país
-si exceptuamos los enclenques puestos de venta
de particulares- posee librerías de venta en moneda
nacional -a las que pretende que los extranjeros
no tengan acceso- y las que venden en moneda extranjera
con calidad muy por encima de las ediciones para
el consumo nacional, por estar dedicadas a los
dólares americanos. Especie de apartheid bibliográfico,
porque el cubano recibe su escaso salario en pesos.
La resolución del
Registro Nacional de Bienes Culturales ha hecho
saber que continúan vigentes las leyes que prohíben
la exportación de libros pertenecientes al patrimonio
cultural del país y los de valor museable.
En esa categoría
quedan incluidos los incunables publicados antes
de la invención de la imprenta, manuscritos con
apuntes de personas ilustres, y aquéllos con cubiertas
de materiales valiosos, como metales, carey, nácar
y otros. También todos los editados hace más de
cincuenta años.
|