PRENSA INDEPENDIENTE
Diciembre 15, 2003

RELIGION
Diciembre de derechos y dignidades

LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org) - Diciembre es un mes fuerte en efemérides relacionadas con la dignidad del hombre. Aunque no se vincule de manera directa con la celebración del décimo día del último mes del año, la fecha del 25 de diciembre que se relaciona con el nacimiento de Jesús, el Salvador, el Dios que se humaniza y se encarna en un período preciso de la historia del hombre, tiene mucho que ver con lo derechos humanos.

El nacimiento de Cristo, que realmente no ocurre en este preciso día, sino sobre principios de enero según los estudiosos, fue colocado por los primeros cristianos en la fecha que los romanos dedicaban al Sol para alabarlo como divinidad. Desde entonces la Navidad consagra la fiesta de la dignidad plena del ser humano, hecho a imagen y semejanza de su Creador, y por tanto, un ser sagrado donde reside la impronta de Dios. En esta verdad están contenidos todos los derechos inalienables del hombre.

Cuando Jesús ejemplifica el recto significado del sábado, día consagrado a Yahvé, lo hace poniendo al humano por encima de la ley. El sábado fue creado para el hombre y no éste para el sábado. Las leyes, religiosas y civiles, los gobiernos, las autoridades, todo estamento humano está al servicio del hombre y no es el hombre quien es esclavo de éstos. Aquí se resume el sentido del derecho como virtud que nos hace libres, responsables ante los demás e iguales en respeto.

En el cristianismo se encuentran profundamente enraizadas las bases donde se sustentan los derechos humanos, contenidos en la Carta Universal de las Naciones Unidas y que fueron reconocidos a más de un milenio del nacimiento de Jesucristo.

El 10 de diciembre es el día en que la Humanidad celebra la concreción de los artículos que hacen patentes nuestros derechos como seres irrepetibles. Los cubanos tenemos el orgullo de saber, aunque en estos momentos apenas se divulgue en los medios oficiales de la Isla, que fue inspiración cubana ese importante documento universal y que entre sus impulsores principales se encontraba el compatriota Ernesto Dihigo, quien nos representaba en la Magna Conferencia. También que algunos de los artículos de la Carta se derivan de contenidos de la Constitución cubana de 1940.

Mucho queda por cumplirse de lo expresado en la Carta de Derechos Humanos, no sólo en el mundo, sino también en nuestra patria. El conocimiento y divulgación del documento que promueve los derechos del hombre es una asignatura pendiente en nuestra sociedad. La confusión creada tras años de desinformación ha convertido ese tratado, reconocido por mayoría de las naciones incluyendo la nuestra, en un escrito atentatorio contra nuestra "soberanía", producto de las elucubraciones imperialistas norteamericanas. Se han llegado a escuchar voces dentro de esas impersonales concentraciones masivas efectuadas en distintas partes del país, exclamar un "abajo los derechos humanos". Los activistas que promueven la divulgación de la magna carta son tratados como vulgares delincuentes al servicio de potencias extranjeras. Y lo menos que se ha logrado obtener es una visión deformada de las propuestas recogidas en los treinta artículos de la Carta, al considerar que el hecho de cumplimentar algunos exime del cumplimiento del resto.

Tenemos los derechos a la salud y a la educación. ¿Qué otros derechos necesitamos? Parece que la libertad de expresión, asociación, y otras también importantes estuvieran hechas solamente para el disfrute de otras sociedades. A la nuestra sólo le ha de bastar con lo que el sistema crea suficiente.

Pero diciembre tiene más. Un día catorce muere en la ex Unión Soviética el científico y premio Nobel Ruso, Andrei Sajarov. Luchador incansable por el logro de las libertades cívicas y el respeto de los derechos humanos en su país y en los que estaban bajo la égida de Moscú en aquel entonces, sufrió la persecución, el destierro y el ostracismo. Casi al finalizar su vida pudo ver la realización de su sueño y participó como diputado del pueblo en la creación de las bases de una sociedad democrática sobre las ruinas del totalitarismo.

Y un 17, también en diciembre (para los creyentes cubanos día grande de San Lázaro), un cubano destacado en las mismas lides que Sajarov, recibe el premio que lleva por nombre el del destacado pacifista ruso. Es una cadena de acontecimientos coincidentes que de alguna manera nos indican a los cubanos un camino donde se une lo trascendente con lo común, como el dedo indagador del hombre que busca el índice divino en la pintura de Miguel Ángel perpetuada en la Capilla Sextina. La justicia que viene de Dios y que debe coincidir con la que buscamos en nuestro caminar. Que ése sea el fruto que podamos alcanzar todos los cubanos en un próximo mañana. cnet/43



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