RELIGION
Diciembre de derechos y dignidades
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Diciembre es un mes fuerte en efemérides
relacionadas con la dignidad del hombre. Aunque
no se vincule de manera directa con la celebración
del décimo día del último
mes del año, la fecha del 25 de diciembre
que se relaciona con el nacimiento de Jesús,
el Salvador, el Dios que se humaniza y se encarna
en un período preciso de la historia del
hombre, tiene mucho que ver con lo derechos humanos.
El nacimiento de Cristo, que realmente no ocurre
en este preciso día, sino sobre principios
de enero según los estudiosos, fue colocado
por los primeros cristianos en la fecha que los
romanos dedicaban al Sol para alabarlo como divinidad.
Desde entonces la Navidad consagra la fiesta de
la dignidad plena del ser humano, hecho a imagen
y semejanza de su Creador, y por tanto, un ser
sagrado donde reside la impronta de Dios. En esta
verdad están contenidos todos los derechos
inalienables del hombre.
Cuando Jesús ejemplifica el recto significado
del sábado, día consagrado a Yahvé,
lo hace poniendo al humano por encima de la ley.
El sábado fue creado para el hombre y no
éste para el sábado. Las leyes,
religiosas y civiles, los gobiernos, las autoridades,
todo estamento humano está al servicio
del hombre y no es el hombre quien es esclavo
de éstos. Aquí se resume el sentido
del derecho como virtud que nos hace libres, responsables
ante los demás e iguales en respeto.
En el cristianismo se encuentran profundamente
enraizadas las bases donde se sustentan los derechos
humanos, contenidos en la Carta Universal de las
Naciones Unidas y que fueron reconocidos a más
de un milenio del nacimiento de Jesucristo.
El 10 de diciembre es el día en que la
Humanidad celebra la concreción de los
artículos que hacen patentes nuestros derechos
como seres irrepetibles. Los cubanos tenemos el
orgullo de saber, aunque en estos momentos apenas
se divulgue en los medios oficiales de la Isla,
que fue inspiración cubana ese importante
documento universal y que entre sus impulsores
principales se encontraba el compatriota Ernesto
Dihigo, quien nos representaba en la Magna Conferencia.
También que algunos de los artículos
de la Carta se derivan de contenidos de la Constitución
cubana de 1940.
Mucho queda por cumplirse de lo expresado en
la Carta de Derechos Humanos, no sólo en
el mundo, sino también en nuestra patria.
El conocimiento y divulgación del documento
que promueve los derechos del hombre es una asignatura
pendiente en nuestra sociedad. La confusión
creada tras años de desinformación
ha convertido ese tratado, reconocido por mayoría
de las naciones incluyendo la nuestra, en un escrito
atentatorio contra nuestra "soberanía",
producto de las elucubraciones imperialistas norteamericanas.
Se han llegado a escuchar voces dentro de esas
impersonales concentraciones masivas efectuadas
en distintas partes del país, exclamar
un "abajo los derechos humanos". Los
activistas que promueven la divulgación
de la magna carta son tratados como vulgares delincuentes
al servicio de potencias extranjeras. Y lo menos
que se ha logrado obtener es una visión
deformada de las propuestas recogidas en los treinta
artículos de la Carta, al considerar que
el hecho de cumplimentar algunos exime del cumplimiento
del resto.
Tenemos los derechos a la salud y a la educación.
¿Qué otros derechos necesitamos?
Parece que la libertad de expresión, asociación,
y otras también importantes estuvieran
hechas solamente para el disfrute de otras sociedades.
A la nuestra sólo le ha de bastar con lo
que el sistema crea suficiente.
Pero diciembre tiene más. Un día
catorce muere en la ex Unión Soviética
el científico y premio Nobel Ruso, Andrei
Sajarov. Luchador incansable por el logro de las
libertades cívicas y el respeto de los
derechos humanos en su país y en los que
estaban bajo la égida de Moscú en
aquel entonces, sufrió la persecución,
el destierro y el ostracismo. Casi al finalizar
su vida pudo ver la realización de su sueño
y participó como diputado del pueblo en
la creación de las bases de una sociedad
democrática sobre las ruinas del totalitarismo.
Y un 17, también en diciembre (para los
creyentes cubanos día grande de San Lázaro),
un cubano destacado en las mismas lides que Sajarov,
recibe el premio que lleva por nombre el del destacado
pacifista ruso. Es una cadena de acontecimientos
coincidentes que de alguna manera nos indican
a los cubanos un camino donde se une lo trascendente
con lo común, como el dedo indagador del
hombre que busca el índice divino en la
pintura de Miguel Ángel perpetuada en la
Capilla Sextina. La justicia que viene de Dios
y que debe coincidir con la que buscamos en nuestro
caminar. Que ése sea el fruto que podamos
alcanzar todos los cubanos en un próximo
mañana. cnet/43
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