Ramiro
de regreso
Reinaldo Bragado Bretaña.
Diario Las Américas, 26 de agosto de 2003.
El regreso del comandante histórico Ramiro
Valdés al escenario político cubano
es el indicador de que "la cosa está
muy mala", como se diría en la isla.
Recuerdo la época de 1980 cuando se produjo
el puente marítimo Mariel-Cayo Hueso. El
ministro del interior en ese momento era el médico
Sergio del Valle -también comandante- y
de inmediato fue sustituido por Ramiro para que
controlara la situación. Ya sabemos lo
que hizo: represión en gran escala. Sacó
a los jenízaros a la calle y comenzaron
a patear, golpear y asesinar. En esa época
se acuñaron los tristemente célebres
actos de repudio. Aquí, en nuestra ciudad,
hay miles de víctimas de esa modalidad
represiva. Ramiro, hombre de costumbres oscuras
como es conocido por la población, fue
el artífice que impidió que la "revolución"
se fuera por el retrete en aquellos días
duros para el dictador Fidel Castro. Debo apuntar
que Ramiro, si bien es histórico, no es
comandante. Recuerden que durante la lucha de
las guerrillas de Castro contra el régimen
de Fulgencio Batista se produjeron sólo
escaramuzas. Y de una escaramuza no puede salir
un comandante. Esos grados que Castro repartió
alegremente entre sus secuaces constituyen una
de las falsificaciones históricas de nuestro
país que algún día habrá
que aclarar.
Ahora Ramiro regresa al escenario, igual que
el otro comandante, Eloy Gutiérrez Menoyo
al que, no sé por qué razón,
lo entrevistan los medios de prensa como si fuera
parte de la oposición interna de Cuba y,
al hacerlo, lo igualan con la oposición
legítima e independiente de la dictadura.
Esos errores de información son responsables
de muchos de los fantasmas que se han creado a
lo largo de esta lucha difícil y dolorosa.
¿Qué puede hacer o qué
va a hacer Ramiro? O tal vez mejor: ¿por
qué "la cosa está mala"
hasta el extremo de que lo llamaron de regreso
para que tomara el mando de la picana? Podemos
aventurar algunas respuestas.
Recuerden lo que dicen los fumigadores profesionales:
si usted ve una cucaracha en su casa, significa
que hay cientos. Pues bien, si usted pudo ver
en televisión un desmayo de Castro, sabe
Dios cuántos se han producido en la oscuridad.
Ahora bien, los miembros del círculo más
cercano al dictador -que incluye a los comandantes
históricos- sí saben cómo
anda de salud el dictador. ¿Y si se les
muere de forma repentina? No se puede esperar
a que eso suceda para tomar medidas, por tanto,
las toman desde ahora. Creo firmemente que el
regreso de Ramiro al mando indica, en primer lugar,
que Castro no está bien de salud y, en
segundo lugar, que la situación interna
es suficientemente explosiva como para constituir
una amenaza para la dictadura. Además,
el círculo de poder en Cuba sabe que ahora
-a no ser que llegue a la Casa Blanca una administración
más suave- no puede repetir la apertura
de una válvula de escape gigantesca como
la del Mariel. Así que hay que lidiar con
la presión de la olla con los recursos
internos, es decir, con la represión de
la cual siempre ha hecho gala el "comandante"
Ramiro.
Una de las cosas que va a hacer Ramiro es tratar
-y digo tratar- de aniquilar la oposición.
Ya sabemos que eso no es posible y que todos los
intentos de hacerlo terminan en la multiplicación
de los grupos. Lo que sí va a suceder es
que las cárceles se van a llenar y posiblemente
construya más. Los chequeos en las calles
de las ciudades, sobre todo en La Habana y las
capitales de provincia, serán tan rigurosos
que prácticamente los cubanos vivirán
bajo un estado de excepción policial, el
mismo que sufren ahora pero más intenso.
¿Cuál va a ser la reacción
de la población? Unos tratarán de
escapar aunque saben que sólo lograrán
su objetivo si llegan con los pies secos a Estados
Unidos. Otro crearán los mecanismos lógicos
de supervivencia, se enclaustrarán con
los medios que tengan en espera de tiempos mejores.
Lo que cabe esperarse es que el histórico
Ramiro cometa algún error. Un maleconazo,
con algunos muertos en las calles -y ése
sería el error-, puede ser un peligroso
detonante. También veremos -y pueden apostar-
algunos asilos notorios de miembros de la nomenclatura
castrista que ven como algo peligroso para sus
pellejos la presencia de Ramiro.
Nos esperan muchas sorpresas en estos días
finales de Castro cuya desaparición, por
la variante natural, es algo que puede estar pasando
en los mismos momentos que escribo este artículo.
El regreso del "comandante" Ramiro es
un buen síntoma y apunta hacia lo que lamentablemente
siempre he señalado: el cambio en Cuba
va a ser violento y la violencia será desatada
por los personeros de la dictadura.
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