ECONOMIA
¿Qué
vamos a mostrar?
LA HABANA, 23 de agosto (www.cubanet.org)
- Del 25 de agosto al 5 de septiembre sesionará
en La Habana la Sexta Conferencia de las Partes
de la Convención de Naciones Unidas de
Lucha Contra la Desertificación y la Sequía,
con la presencia de 14 jefes de estado y gobierno,
100 ministros y viceministros y numerosos parlamentarios
de los países signados.
La Convención de Naciones Unidas de lucha
contra la Desertificación, conocida por
sus siglas COP6 tiene sus orígenes en la
Cumbre de La Tierra de Río de Janeiro en
1992. Dos años después su texto
matriz fue concluido, y en diciembre de 1996 entró
en vigor al ser ratificada por 50 países.
En la actualidad se han sumado muchos más
hasta alcanzar la cifra de 186. Desde 2001 decidió
hacer sus reuniones cada dos años.
Como su nombre lo indica, esta convención
dedica sus esfuerzos a la lucha por prevenir,
detener y revertir el proceso de desertificación
que se extiende por todo el planeta, con especial
fuerza sobre Africa, donde se calcula que las
dos terceras partes de sus tierras son desiertos
o tierras secas. En nuestro continente este problema
afecta a la cuarta parte del total de tierras.
La selección de Cuba como sede de la sexta
reunión está avalada, según
Rosa Elena Simeón, ministra de Ciencia,
Tecnología y Medio Ambiente de Cuba, por
el prestigio y los resultados alcanzados en los
últimos años con relación
al tema del medio ambiente. Esos logros han sido
alcanzados gracias a la imposibilidad de seguir
explotando nuestras tierras como lo hicieron por
tres décadas, donde el país alcanzó
un nivel de daño al medio como nunca antes
en toda su historia.
Si de mostrar a los visitantes lo relacionado
al tema, lo mejor sería explicar cómo
una desacertada política para alcanzar
altos rendimientos agrícolas a través
de una sobre explotación agroquímica
y la utilización intensiva de maquinaria
pesada dio al traste con la fertilidad tradicional
de nuestros campos. Los viejos decían que
nuestras tierras eran muy fértiles, que
todo lo que se sembraba se daba, y la mejor demostración
era la abundancia de frutas, hortalizas, viandas
y granos a precios módicos al alcance de
la mayoría de la población.
La degradación de nuestros suelos es preocupante.
El 14 % del territorio nacional, más de
1 millón y medio de hectáreas, están
afectadas por la desertificación. En otro
14 % está presente la salinidad, y la erosión
perjudica el 24 %. El 7.7 % muestra deterioro
de la cobertura vegetal y en el 14.5 % de las
tierras actúan simultáneamente la
salinidad y la erosión. En resumen, eso
significa que en más del 70 % de nuestros
suelos se manifiestan procesos que conducen a
la desertificación.
La carencia de pesticidas, fertilizantes y productos
químicos, debido a la imposibilidad financiera
de comprarlos ha aliviado los problemas ambientales
atribuidos a esa causa. Situación similar
ocurre con la mecanización agrícola.
Hoy se exhibe con orgullo la tradicional yunta
de bueyes y los viejos arados, pero la realidad
es que no hay combustible ni piezas de repuestos
para tractores y equipos.
Todavía está fresca en la memoria
las imágenes de bulldozers y vehículos
de estera militar destruyendo bosques y montes
en la campiña cubana en la que se dio a
llamar Operación Che Guevara en el año
1968 para dedicar tierras a la siembra de caña
en todo el país, con el objetivo de garantizar
la fracasada zafra de los diez millones. En esa
oportunidad no sólo se destruyeron bosques
enteros, hasta frutales fueron abajo en esa locura
de alcanzar una meta que nunca se logró.
La construcción de presas en todo el país,
sin un debido estudio previo, provocó la
desaparición de ríos y arroyos.
Solamente en Pinar del Río se había
detectado en 1997 que 16 ríos se habían
secado, producto de esa política hidráulica.
Esta situación, unida a la deforestación
que desde fines del siglo XIX ya se venía
produciendo por la tala indiscriminada de los
bosques, ha conllevado hoy a la realización
de planes de reforestación, especialmente
en las zonas montañosas, afectadas duramente
por la erosión y con el objetivo de preparar
condiciones para un teatro de operaciones militares
en caso de una "invasión imperialista".
Todo lo que se haga por el mejoramiento del ambiente
es bienvenido. Pero que no vengan con el cuento
de que sólo con el socialismo se cuida
y se recupera la naturaleza de los daños
sufridos por la acción indiscriminada e
inconsecuente de los hombres. Europa del Este
es la mejor vitrina de lo que en ese aspecto significó
el socialismo real. Y Cuba no es una excepción.
Una sociedad libre y democrática, donde
la prensa libre denuncie sin temor los atentados
que se cometan contra la naturaleza es el mejor
resguardo contra tales abusos. Si tal fuera la
preocupación de las autoridades cubanas,
¿por qué no permiten en el país
organizaciones ambientalistas que denuncien los
problemas en Cuba, y se castiga a los periodistas
independientes que se atreven a hablar de ello?
El gobierno cubano hoy quiere evitar que Cuba
se convierta en un desierto. Hace años
circuló un chiste que decía que
el Caballo (Fidel) se estaba convirtiendo en un
camello. Cuando uno preguntaba por qué,
se respondía: porque se está quedando
solo en el desierto. ¿Fue un chiste o un
vaticinio? cnet/27
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