PRENSA INTERNACIONAL
Agosto 15, 2003

Nombrar a Fidel Castro

Emilio Ichikawa. El Nuevo Herald, agosto 15, 2003.

Según afirma una amiga, en Miami se le da demasiado importancia a Fidel Castro; opina que, quizás, los cubanos haríamos bien en inventarnos, y hasta disfrutar, una Cuba sin su presencia verbal. Para lograrlo ella le dice ''el innombrable'', tal y como aseguran que hacía María Zambrano con Franco.

Es una buena opción ya que Zambrano, conocedora del pensamiento sufí, sabía que el nombrar es una suerte de invocación. Una llamada.

Vale decir también que el afán de predecir las cosas que vendrán funciona como un maleficio, una ''sapería'' que ahuyenta con la sola pronunciación la posibilidad de que el camino afirmado se abra. A los profetas Dante los llevaba al último círculo del infierno. Es lo que parece suceder cuando se accede a responder la pregunta de los millones: ¿qué va a pasar en Cuba? Con cada adivinación explícita, se cierra la posibilidad de traspasar la puerta aseverada; así sólo sea porque se alerta al otro acerca del final posible.

Pero volviendo a los nombres dados a Fidel Castro, no creo que llamarle ''el innombrable'' resuelva mucho la cuestión, ya que se supone, después de escuchar las razones de esa innombrabilidad, que en Cuba innombrable hay apenas uno. Sólo él.

Es conocida una anécdota (o cuento) según la cual un hombre fue encarcelado por haber escrito ''Abajo quien tú sabes''. Más claro ni el agua: ''quien tú sabes'' es sencillamente "el innombrable''.

Aunque a algunos de sus defensores no le ha gustado, porque dicen que es una persona muy delicada y sensible (yo no lo conozco, pero algunos adulones lo afirman), a Fidel Castro, para no decirle tal, se le apoda ''el caballo''. En ciertas guías de turismo aparece como ''The horse'', así que está casi formalmente aceptado. ¿Por qué el caballo? Pues porque a través de ese nombre se expresa también una torcida admiración al personaje: el poderoso, el tramposo, el dueño del destino insular por casi medio siglo. El caballo: el número 1 en la charada.

También se le han puesto apodos más relajados, que hablan de él como un síntoma inevitable, como una molestia cotidiana que la gente asume con resignación; como paisaje de una ínsula política más insólita que la de Sancho Panza. Entre todos ellos es muy frecuente el uso del sobrenombre ''Fifo'' (casi empre con el artículo: ''el Fifo''), el cual otra colega viñamarina desaconsejara con el siguiente argumento: "Es mejor que le digan de otra forma, nadie va a creer en la crueldad de una persona que se le llame de una forma tan familiar: Fifo parece nombre de mascota.'' Al otro extremo de éste aparece ''la bestia roja de Birán'', que escuché alguna vez en la radio.

Se le identifica también con otro animal: el dinosaurio. Y esto es exacto. En política, Fidel Castro no tiene contemporáneos; el ha sobrevivido las glaciaciones y mira a sus homólogos con la curiosidad y soberbia que un dinosaurio pudiera mirar a una oveja recién clonada: como una advenediza en el zoológico.

Ser un dinosaurio es un capital político que Castro, ''el innombrable'', sabe explotar con eficiencia. El sabe que es un ejemplar curioso, en algunos puntos a veces hasta imprescindible. Conserva la memoria de viejos tiempos, convivió con ejemplares ya desaparecidos y puede preparar sobre ellos las versiones más curiosas. Para hablar de historia Castro no utiliza archivos: él mismo es un documento viviente. ¿Qué puede parecerle un político joven como Aznar a un viejo camaján de la política como Fidel Castro? Pues él mismo lo ha dicho: un ''caballerito'', un ''Führercito'' amateur en la política.

Ahora bien, el problema radica en si ese dinosaurio es capaz de renovarse en su descendencia o puede reproducir la especie. O hacer las dos cosas al mismo tiempo, que sería lo más realista. Al final, a pesar de las alertas de aquella amiga, seguimos insistiendo en Fidel Castro como si fuera el único sujeto de la historia cubana del último medio siglo. Y nos movemos entre dos creencias que se permutan: no habrá cambios en Cuba mientras ''el innombrable'' esté ahí; los cambios se pueden dar, y se dan, a pesar de su presencia.


IMPRIMIR

 



PRENSAS
Independiente
Internacional
Gubernamental
IDIOMAS
Inglés
Francés
Español
SOCIEDAD CIVIL
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
DEL LECTOR
Cartas
Opinión
BUSQUEDAS
Archivos
Documentos
Enlaces
CULTURA
Artes Plásticas
El Niño del Pífano
Octavillas sobre La Habana
Fotos de Cuba
CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Eléctronico

DONACIONES

In Association with Amazon.com
Busque:

Palabras claves:

CUBANET
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887

CONTACTOS
Periodistas
Editores
Webmaster