Donde todos,
todos somos ilegales
Tania Díaz Castro
LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Que no le parezca exagerado. En Cuba
todos los grupos de oposición pacífica son ilegales, todos sin
excepción. Y no lo digo yo. Aparte de ser una realidad, lo dijo Fidel
Castro en la televisión cubana el pasado 22 de abril, algo que silenció
al otro día la prensa nacional.
Pero también somos ilegales los periodistas independientes que
presionamos al régimen con el propósito de que se nos reconozca
nuestro derecho a la libertad de expresión. También son ilegales
cientos de bibliotecarios que dirigen bibliotecas libres. Somos miles lo
ilegales. Y no dejan de ser ilegales aquellos que sólo son activistas por
los derechos humanos.
Conclusión, que no tenemos ningún derecho a que un gobernante
extranjero de visita en nuestro país se entreviste con cualquiera de
nosotros si lo desea. Aunque los altos dirigentes políticos de Cuba sí
tienen derecho a invitar a cuanto líder opositor o guerrillero ande por
el mundo. Nosotros carecemos de este derecho gracias a la intolerancia de Fidel
Castro.
¿Qué hacer para convertirnos en legales si nos ilegaliza el
propio orden constitucional?
Es tarea imposible para la oposición al régimen de Castro
crear un grupo que sea legalizado o al menos aceptado. Para justificar tan
inaudita medida, el régimen alega la manipulada retórica que se
trata de grupos organizados y patrocinados por el gobierno de Estados Unidos de
América, como si con esto quisiera demostrar que entre los cubanos no hay
capacidad de elección, de análisis, de búsqueda de otros
caminos posiblemente mejores, como si no fuera importante que haya sido Estados
Unidos el país que dio refugio a patriotas criollos que lucharon por la
libertad y donde además se recaudaron cientos de miles de dólares
para la compra de armas del Movimiento 26 de Julio, dirigido por Castro.
Para el gobierno castrista ningún grupo político opositor
merece la legalidad, ni siquiera aquellos cuya tendencia socialista es
manifiesta e incluso tienen a sus líderes en prisión como es el
caso de Vladimiro Roca Antúnez, condenado a cinco años de cárcel
por haber firmado el documento La Patria es de Todos.
Pero no siempre seremos ilegales. Todo tiene su final. Quien lo niegue,
niega la dialéctica, la evolución. Mi entrañable amigo Juan
González Febles augura un final con pachanga, algo así como una
carcajada, una gran carcajada. Ojalá. Ojalá y todo termine en
rumba de la buena, con el mejor son del mundo, con la alegría que todos
los cubanos merecemos. Sí, señor.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|