Contraste
gastronómico
Moisés L. Rodríguez, Grupo Decoro
CABAÑAS, mayo (www.cubanet.org) - Es significativo cómo los
trabajadores por cuenta propia dedicados a la elaboración de alimentos
ligeros sobreviven y brindan mejor servicio que las instalaciones estatales del
ramo, que disponen de mejores condiciones y recursos que los cuentapropistas,
como también llaman a los particulares.
Desde 1994 varios particulares establecieron sus kioskos en la calle 3ra y
Quinta Avenida, así como en la intersección de Cero y 2da, en
Miramar. Los cuentapropistas fueron desapareciendo paulatinamente debido a la
política agresiva de los inspectores y a la apertura de establecimientos
estatales en la zona, entre ellos un mercado agropecuario y una tienda
dolarizada de la cadena Di tú.
Sin embargo, un kiosko particular resiste los embates de inspectores y es
ejemplo de buen servicio a la población. Es propiedad de un hombre de 60
años de edad y una mujer que anda por los treinta.
La semana pasada estos trabajadores por cuenta propia tenían la
siguiente oferta: café, a peso la taza; refresco, a peso el vaso; pan con
hamburguesa, a cinco pesos la unidad, y frituras de harina, a peso la unidad. En
una indagación realizada en el lugar todos los consultados coincidieron
en que la calidad de los productos es buena, la cantidad que sirven es correcta
de acuerdo al precio, la presentación es óptima y el trato de los
cuentapropistas excelente.
Cerca del kiosko particular uno del Estado ofrecía la siguiente
oferta: cigarrillos Aroma, a 7.60 pesos la cajetilla; cigarros Populares, 7
pesos por cajetilla; tabacos, a peso la unidad; barra de guayaba a 5 pesos; ron
a granel, a 1.25 el trago; vino dulce, 20 pesos la botella; caldo de pollo, a
1.20 el vaso; vino tinto, 20 pesos por botella; y vino Abril (¿?), a 10
pesos la botella. En una breve pesquisa se confirmó que casi nadie
concurre a este comercio por la pésima calidad de los productos que
vende.
Otro kiosko estatal ubicado en la zona vendía frituras de harina al
mismo precio que los cuentapropistas, pero la mayoría de los clientes
consultados expresaron que de haber visto antes la instalación de los
trabajadores por cuenta propia hubieran consumido en ella, pues las frituras de
los cuentapropistas son el doble de las estatales y de mejor calidad.
En el mercado agropecuario se ofertaba jugo de piña a peso el vaso,
pan con hamburguesa a 2 pesos, pan con tortilla a 3 pesos, pan con fricasé
(no especificaban de qué) a 3 pesos y pan con jamón a 3.50 pesos,
pero su calidad es inferior a la que ofrecen los cuentapropistas, al extremo que
varios clientes botaron los productos antes de terminar de ingerirlos.
Por último, un flamante kiosko del Estado tenía a la venta en
dólares los siguientes productos: pollo Di tú, 0.80; papas fritas,
0.35; jamón pechuga, 0.80; refresco, de 0.50 a 0.70; bistec de pollo,
0.75; cerveza, 0.85, entre otros. Si se tiene en cuenta que el salario promedio
mensual en Cuba no supera los 240 pesos, menos de diez dólares al cambio
actual de un dólar por 26 pesos, se puede comprender que la generalidad
de los nacionales no pueden consumir las ofertas de estos establecimientos.
El contraste es evidente, como evidente es la realidad que los
cuentaropistas brindan mejor servicio que el Estado, empecinado en salvar la
denominada empresa socialista.
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