Venta de
huesos en la funeraria de Cabañas
Moisés Rodríguez Valdés, Grupo Decoro
CABAÑAS, marzo (www.cubanet.org) - Unos dudando de la veracidad del
hecho, otros con risa y algunos con espanto, los residentes de Cabañas,
poblado costero situado al oeste de la capital cubana, pudieron confirmar la
noticia: el 12 de marzo se vendieron huesos en la funeraria de esta localidad, a
un peso la libra.
La oferta se produjo cuando a los empleados de la funeraria, pertenecientes
a la Empresa de Servicios Comunales, se les vendió una cantidad no
determinada de huesos de res que, al no ser comprados en su totalidad por ellos,
se puso en venta a la población de Cabañas.
Aunque la acción fue interpretada como un gesto de muy buena intención
que indudablemente ayudó en alguna medida a paliar la crítica
situación alimentaria de la mayor parte de los residentes de este
poblado, no faltaron los detractores de la iniciativa por el sitio escogido para
vender el producto.
Entre los que están en desacuerdo con el hecho de vender huesos de
res en la funeraria, no faltaron quienes hicieron disquisiciones filosóficas,
tampoco los que expusieron razones de índole sanitaria e incluso aquellos
que hablaron de "un vacío ético" y de "irrespeto a
las costumbres", entre otros aspectos.
Pero el asunto de vender huesos de res en la funeraria no es la única
oferta que se le hace a la población de Cabañas en lugares
impropios. Hace tiempo que se expenden bebidas alcohólicas y ropas de uso
(llamadas "recicladas" en el argot popular cubano) en el mismo sitio,
así como panes con tortilla en las bodegas donde la gente compra los
alimentos regulados por la libreta de racionamiento. Estos panes con tortilla
son elaborados en estos establecimientos, que carecen de los medios idóneos
para ello, mientras que las cafeterías de la localidad permanecen la
mayor parte de su tiempo de operaciones sin ofertas a la población.
Pepe, un jodedor cubano, al enterarse de la venta de huesos de res en la
funeraria, gritó en medio del parque de Cabañas: "¡Voy
pa' la estación de policía!"
Todos los presentes centraron su atención sobre el individuo. En
medio de la expectativa creada por semejante afirmación, y al cabo de
unos segundos de silencio, se oyó una voz que interpeló a Pepe: "¿Para
qué vas a ir a la policía, vas a informar de la venta de huesos en
la funeraria?"
Pepe, sin titubear, respondió a la insinuación de delación
con la siguiente chacota: "¡No, compadre, a limpiarme los zapatos!"
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