Limosnas con
escopeta
Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - Desde 1959 el gobierno cubano
encabezado por Fidel Castro se apropió de todo lo ajeno. La llamada
nacionalización comenzó por las grandes empresas y concluyó
por los pequeños timbiriches. Un único dueño -supuestamente
el Estado- vino a regir la vida nacional.
El método de intervenir, por la fuerza, en el desarrollo económico
de la nación se hizo costumbre. El modelo de economía
centralizada, apoyado política y financieramente por el extinto bloque
socialista, despojó al individuo de toda iniciativa económica, y
el país vino a ser una especie de feudo privado de funcionarios y burócratas
ineficientes que lo han conducido a la ruina.
Hoy Cuba es uno de los países más pobres del mundo. Su deuda
externa es colosal, el producto interno bruto es mínimo, sus producciones
-de muy baja competitividad- no logran penetrar el mercado internacional, y no
cuenta con acceso a las fuentes de financiamiento mundial.
Ante este panorama aterrador -al menos para la población cubana, ya
se sabe que el único fin de los sistemas totalitarios es poner toda la
economía en función del sostenimiento del poder- el gobierno
cubano en vez de desarrollar una política en consonancia con las
necesidades del país y con las nuevas corrientes mundiales para el
desarrollo de los países pobres, se mantiene, con una testarudez
irracional, en una posición de fuerza. ¿Habrase visto mayor torpeza?
Es como pedir limosnas con escopeta.
Después de fracasado el intento de "globalización" a
la manera socialista, después de fracasado el método de la "exportación
de las revoluciones", después de frustrado el plan de mundializar el
criterio sobre "la impagabilidad de la deuda externa", ahora quieren
convertir en una obligación la ayuda que los países desarrollados
proponen para el mejoramiento económico de los países pobres.
Pretende el gobierno cubano dirigir las acciones económicas mundiales
cuando no ha sabido dirigir las de su país. Si fuera el gobierno cubano
el mayor aportador de finanzas para el desarrollo de los países pobres se
le pudiera permitir, hasta cierto punto, que condicionara el proceso, pero
siendo, como es, uno de los más necesitados, ¿qué fuerza económica
-¡basta de monsergas politiqueras!- tiene para hacer válidos sus
criterios?
Los países pobres requieren ayuda financiera, no consejos políticos.
Y si le diéramos la razón a Lenin en aquello de que la política
es la economía concentrada, los consejos deben ser económicos, y
no creo que Cuba sea un buen ejemplo de economía como para andar
aconsejando.
Si los países desarrollados ofrecen mucho o poco, por lo menos
ofrecen. ¿Qué ofrece Cuba? Después de más de cuatro décadas
en el poder, el gobierno cubano no puede mostrar más que un panorama de
indigencia nacional, a pesar de los cacareados "logros" de su
socialismo. ¿Es éste el sendero que le aconseja Cuba a los países
pobres del mundo?
No puedo menos que recordar aquellos versos populares que escuché en
la infancia: "No es Manuel cuando me deja / en el camino atascado / que al
hombre que está apurado / se ayuda y no se aconseja...". ¿Qué
ayuda puede brindar Cuba si andamos con tres kilómetros de hambre al
hombro?
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