La rusa de
Baracoa que yo conocí
Tania Díaz Castro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - "El socialismo sólo produce
malos recuerdos". Así me dijo, con toda la seriedad del mundo,
Magdalena Meneses, la rusa de Baracoa. Fue en 1965 que la conocí, hace
cerca de cuarenta años. Sin embargo, todo lo recuerdo como si hubiera
sido ayer: nuestras conversaciones, el raro malestar que sentí mientras
la escuchaba, el comedor del solitario hotel Miramar's House, de su propiedad,
el lindo paisaje con el pequeño malecón baracoense casi al alcance
de la mano.
Ni siquiera hice planes para publicar nuestras conversaciones. Por aquellos
tiempos ningún periodista cubano se hubiera atrevido a escribir sobre
Magdalena, o "Mima", como le llamaban cariñosamente, no sólo
porque era una fugitiva de la Revolución de Octubre (mucho antes de que
Stalin comenzara con las purgas masivas a través de falsos procesos) sino
porque Magdalena pronosticaba para Cuba el mismo fracaso del socialismo soviético,
aunque no pudo verlo, porque murió de cáncer en 1978. Es por esto
que la realidad cubana no le sorprendía: los fusilamientos, la escasez de
comida, la represión, los comercios vacíos, ella lo había
vivido en la antigua URSS.
Me parece tenerla frente a mí, con sus ojillos azul muy claro y
relampagueantes, sus cabellos blancos y un poco amarillos, su mirada triste.
Seguramente tenía más de sesenta años de edad.
"En Rusia -me dijo- sólo se quedaron los ignorantes. La gente
inteligente se escapó al extranjero".
Luego se refirió a la experiencia sufrida en su familia tras el
fusilamiento de su padre y otros familiares, a cómo ella, su madre y
hermanos escaparon en vagones de ganado, muertos de miedo. Todo me lo contó
en voz baja como si un oculto agente policiaco pudiera sorprenderla. ¡Qué
lejos estaba yo de comprender su miedo, sus precauciones! ¿Por qué
aquella anciana me contó sus más íntimos secretos? ¿Por
qué me habló de su deseo de morir en su tierra natal, en la casa
de sus padres, donde su madre rezaba y lloraba cada noche por el alma del esposo
fusilado, un militar de carrera de buen corazón?
En 1929, joven y muy bonita, llegó a Baracoa acompañada de su
esposo. Ambos trabajaron arduamente hasta hacerse de un hotelito donde se
hospedaron comerciantes y turistas extranjeros hasta el triunfo revolucionario
de Fidel Castro. Luego, por falta de uso, comenzó a deteriorarse. Fue en
esos momentos que la conocí.
Por estos días la rusa de Baracoa ocupa las páginas de la
prensa nacional. Se hace mención de una entrevista que le hizo el poeta y
periodista cubano Félix Contreras en la revista Cuba Internacional, donde
la describe como "una mujer ambivalente, dual y sospechosa", y no deja
de señalar el desacuerdo de Magdalena con el régimen soviético.
Pero, además, la rusa de Baracoa fue fuente de inspiración
para un personaje de Alejo Carpentier en su novela "La consagración
de la primavera". Por esto, y porque vaticinó el fracaso del
socialismo en su país, ella pertenecerá siempre a nuestra
historia. Me recuerda a aquella otra rusa, Sonia Gumstonski, princesa del Zar de
Rusia, quien con casi ochenta años de edad impartía clases de
idioma ruso en la escuela Abraham Lincoln de La Habana. Dos mujeres a las que el
destino les hizo una mala jugada.
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