¿El
hombre nuevo o corrupción al por mayor?
Héctor Maseda, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - El delito económico y la
corrupción de funcionarios y empleados públicos en Cuba aumenta
por día en lugar de disminuir.
"Esta situación -opinó uno de los especialistas
independientes consultados al conocer los resultados del chequeo realizado por
los órganos competentes en enero de 2002 a varias entidades estatales en
la provincia Camagüey- es una muestra de lo que ocurre nacionalmente, y
pone de manifiesto la crisis de gobernabilidad permanente por la que atraviesa
la administración de Fidel Castro".
En diciembre de 2001, el periódico local oficialista "Adelante"
informó que la Oficina Central de Auditoría realizó en
aquel territorio 60 verificaciones a igual número de empresas estatales.
Entre sus conclusiones destacaba que sólo cinco unidades podían
considerarse aceptables en el chequeo, 22 deficientes, 32 malas y una sin
evaluar. También señalaron los auditores que se detectaron 2,200
violaciones y que en once unidades productivas o de servicios se comprobó
la existencia de hechos con características de presuntos delitos, los
cuales afectaban valores ascendentes a 223,300 pesos.
Por su parte, la referida publicación señaló que la
delegación del Ministerio de Justicia en esa región efectuó
14 comprobaciones. De ellas, dos empresas obtuvieron calificación de
aceptable. El resto fue catalogada como deficiente o mala.
A su vez, la Fiscalía camagüeyana supervisó 40 unidades
de la provincia. En su informe final recogió violaciones por apropiación
de efectivos (dinero) y mercancías, pagos indebidos por viviendas no
terminadas, cultivos no realizados, faltante de ganado...
La policía local también jugó su papel. Ella aportó
un grano de arena en medio de la trifulca e inició procesos
investigativos contra funcionarios y empleados públicos que incurrieron
en las figuras delictivas de estafa, malversación y robo, por las cuales
se crearon afectaciones ascendentes a un millón de pesos y 50 mil dólares.
Pero nada de lo que sucedió en Camagüey debe sorprendernos. Lo
mismo ocurre en el resto de las provincias cubanas, en los 169 municipios de
Cuba. Es el mismo resultado cuando se realizan auditorías en los demás
territorios que conforman el país. Pinar del Río, Ciudad La
Habana, Villa Clara, Santiago de Cuba... no escapan de esta realidad, por sólo
mencionar algunos ejemplos.
Lo cierto es que por años hemos escuchado cientos de entrevistas y
discursos, leído montones de artículos y editoriales periodísticos,
visto infinidad de espacios televisivos auspiciados por las principales figuras
políticas y gubernamentales del país, ponderando lo cuidadoso que
ha sido el gobierno cubano en la selección de los hombres que
posteriormente destinan para cubrir cargos de responsabilidades socioeconómicas,
políticas y gubernamentales en las diferentes instancias nacionales y
provinciales de la administración central. Insisten en el importante rol
que desempeña la bolsa de cuadros que posee el Estado y que confeccionan
y actualizan permanentemente para no incurrir en irregularidades e injusticias
con los posibles candidatos. Llama la atención la manera en que
comprometen a los futuros y actuales dirigentes con la firma del llamado Código
de Etica, para que el dirigente no se corrompa ni cometa delitos punibles por la
ley, entre otros acuerdos que muchos de ellos después violarán
impunemente.
No podemos olvidar que en la generalidad de los casos, al frente de las
empresas nacionales o provinciales del Estado, en entidades mixtas o foráneas,
ese mismo Estado y la dirección política del país coloca a
personas de su confianza, muchos de ellos procedentes de las filas de los
ministerios del Interior y de las Fuerzas Armadas.
Y por supuesto que todos, absolutamente todos, tienen que poseer el sacro
santo carnet que los acredita como militantes del Partido Comunista. Por aquel
eslogan manipulado oficialmente de que en el Partido Comunista "está
la fragua donde se forjan los mejores hijos de la Patria".
Después de todo, y a pesar de la excesiva propaganda gubernamental
acerca de la política de cuadros que lleva a efecto y de la exigencia en
la formación de sus candidatos, muchos cubanos se preguntan a diario: ¿Qué
ha ocurrido con el supuesto hombre nuevo, pura conciencia y poco interés
material, que durante cuatro décadas ha formado la administración
Castro?
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