¿Mesa
Redonda o Mesa de la Imposición?
Caridad Cristina Alvarez, Grupo Decoro
LA HABANA, marzo (www.cubanet.org) - El programa de la televisión
cubana Mesa Redonda, que diariamente sale al aire a las 6 y 30 de la tarde,
tiene como objetivo principal informarle a la población de los puntos de
vista del gobierno de Fidel Castro sobre diversos asuntos, que generalmente se
repiten una y otra vez.
La Mesa Redonda del 25 de febrero trató sobre la campaña con
que el gobierno de Castro piensa controlar al mosquito Aedes aegypti, transmisor
del dengue.
En esta ocasión, como en muchas otras, el gobernante Castro fue el
principal exponente en el segmento de televisión. Su disertación,
que debió concluir alrededor de las 7 y 55 de la noche, se prolongó
hasta las 11 de la noche.
Sin la menor consideración por los televidentes, el gobernante cubano
habló, habló, habló, no sólo de la situación
del dengue en Cuba y de los presuntos avances de la campaña en la
limpieza de la capital del país, así como de lo que falta por
limpiar. Sin embargo, aunque todavía hay basura en cualquier zona de La
Habana, Castro criticó a El Salvador, a Paraguay, a Brasil y a otros países
de América Latina, sin tener en cuenta que lo que le queda de tejado a su
gobierno es de vidrio.
En la larga exposición, Fidel Castro mencionó -como si se
tratara de una hazaña sin precedentes en la historia cubana- que se ha
invertido 12,5 millones de dólares en la campaña contra el
mosquito. ¡Acaso habrá pensado él que nada costaría
movilizar personas desde el interior de la isla, alojarlos, alimentarlos y
proveerlos de los medios indispensables para acometer las labores de
saneamiento! Los años sin limpiar La Habana tienen un costo.
Castro se apartó del asunto central y dijo que a partir del próximo
curso escolar sólo habría veinte alumnos por aula. Después
aseguró que en Cuba hay democracia y que nunca se realizaría un
cambio, que todo seguirá igual (¡pensará él que después
de su muerte vamos a perpetuar su recuerdo exhibiendo los videos de sus largos,
aburridos y gastados discursos!), pero se cuidó de mencionar por su
nombre al Proyecto Varela, lo que propone, cómo se ha ido convirtiendo en
una realidad tangible para los cubanos.
Después de los aplausos, se burló de los televidentes una vez
más cuando expresó que ya era muy tarde para que la televisión
ofreciera los espacios de la novela y la película. Agregó que
Tierra Brava era una buena novela pero que ya se había visto una vez, y
que por una noche que no se pasara nadie se iba a molestar.
En su carácter de presidente, Fidel Castro no razona que hace 43 años
él es la persona más televisada del país. En mi opinión
de cubana libre, sus largas disertaciones ya cansan hasta a quienes lo apoyan en
su largo y arbitrario mandato.
Pero el colmo fue cuando Castro dijo, refiriéndose a que ya era la
hora de irse a dormir y no habría novela ni filme, que le echaran la
culpa a él. ¡Cómo si en Cuba no se supiera quién es el
culpable de tanta desgracia!
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