Mis colegas
oficialistas
Tania Díaz Castro
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Me pregunto si mis colegas los
reporteros oficialistas son ingenuos o es que la dejan pasar. Andan en la calle,
como yo; poseen una libreta de abastecimiento por la cual se puede comprar una mísera
cuota de alimentos, como yo; visitan establecimientos comerciales cuya venta es
en moneda nacional, como yo, y reciben un salario muy por debajo de sus
necesidades más perentorias, como la mayoría de los cubanos. Aún
así, ellos hacen preguntas en sus artículos que (lo confieso
honestamente) me sorprenden.
Por ejemplo, el 30 de septiembre de 2001 apareció en el Juventud
Rebelde una croniquilla de José Hernández Sánchez, titulada
"¿Hasta cuándo?", donde el autor, al referirse a las
personas que buscan alimentos en los tachos colectores de basura y disponen de
tanques, jabas y sacos para guardarla, manifiesta "no conocer las razones
de tan nociva práctica". Hernández señala además
que los individuos dedicados a estas faenas, a veces, tienen incluso hasta buen
aspecto; y otros, todo lo contrario.
No, no se sorprendan de nada. El colega oficialista, Hernández,
desconoce las razones por las que la población cubana padece hambre,
miseria, falta de libertades y, con ingenuidad, se pregunta hasta cuándo
seguirá ocurriendo esto.
Otro colega que anda por el mismo camino es José Alejandro Rodríguez,
también del periódico Juventud Rebelde. Tiempo atrás, bien
lo recuerdo, a veces él bateaba jonrón con las bases llenas: hacía
un análisis objetivo de cuanta hierba mala veía en nuestra
sociedad, poniendo en peligro a la prensa independiente, que sí hace gala
de decir la verdad.
Es de pensar pues que Rodríguez se buscó un sin fin de líos
por pasarse de los límites y ahora se limita al acuse de recibo de cartas
que, en su mayoría, dicen muy poco. Se trata de una columna semanal que
pretende responder a los hechos más intrascendentes, como la erradicación
de un panal de abejas en el reparto habanero Alamar, la queja de una
despalilladora que no cobró a tiempo su licencia de maternidad, la
diferencia de precios del mismo producto en comercios dolarizados... Para colmo
de nimiedades, en una de sus crónicas señala cómo pudo
arreglarse un refrigerador o nevera de un establecimiento donde se vende leche,
y en otra se refirió a la chica que fue golpeada en un camello, una de
esas rastras adaptadas para el transporte público que siempre circulan
abarrotadas de pasajeros.
En uno de sus últimos escritos Rodríguez trató el
asunto de una delegada del Poder Popular que pregunta a quién debe
preguntarle por qué un edificio de su circunscripción está
en reparación hace más de diez años. Con relación a
este hecho, el colega utiliza frases como "molinos de viento", "entre
la espada y la pared" y "oídos sordos".
No soy traductora, pero me pregunto si es el régimen político
el que padece de oídos sordos, si quienes tratan de corregirlo luchan
contra molinos de viento y se colocan entre la espada y la pared. ¡Vaya
usted a saber lo que quiso decir mi colega oficialista!
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|