Dengue en Cuba Higienización de
la capital cubana
Miriam Leiva
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Lamentablemente tuvo que suceder la
actual epidemia de dengue para llegar las autoridades a la convicción de
que se requería una limpieza profunda de Ciudad de La habana.
La imaginación ha sido sobrepasada al develarse la realidad. Años
de escasa recogida de los desperdicios cotidianos, así como los destrozos
naturales del tiempo en muebles, equipos y edificaciones, sin que haya existido
sitio donde arrojarlos, debido a las carencias y la desidia del período
especial, han hecho lo suyo.
La sistematicidad no ha constituido una característica del quehacer
nacional. Pero, un país que se ha preciado durante años de poseer
un sistema relevante de salud, deja mucho que desear si éste no es acompañado
de una higiene permanente. Se ha dicho que por la crisis económica no sólo
la existencia de medicamentos se ha deteriorado. La propia limpieza de los
hospitales y otras instalaciones resultan precarias. Al parecer también
lo había sido la información acerca del estado epidemiológico,
si se tiene en cuenta que según la prensa oficial, a pesar de venirse
fumigando desde hacía un año, el mosquito Aesdes aegytis se adueñó
de la ciudad.
Quien vea la televisión por estos días, podría pensar
que el cubano es descuidado y sucio. Debemos aclarar que la ciudadanía no
es menos limpia que la de otros países. Siempre hay quienes carecen de hábitos
adecuados, pero no constituyen la regla. Ciertamente esos reportajes han sido
positivos, pues han reflejado la situación existente y alertado sobre la
necesidad de participación social para erradicarla. También hay
que denotar la intolerancia de los responsables del mantenimiento de los locales
de empresas, fábricas y lugares públicos, todos dependencias del
Estado, único propietario en Cuba.
En municipios tan populosos como la Habana Vieja y Centro Habana, se han
sacado montañas de basura de edificios, llenos de cuarterías y
pobladores hacinados. Pero, en otros barrios más modernos y supuestamente
con mejores condiciones habitacionales, por ejemplo, El Vedado, pulula la
insalubridad. Del emblemático edificio Focsa, joya de la arquitectura
latinoamericana de los años 50, se han mostrado imágenes de
destrucción y suciedad.
La reportera de la televisión hizo énfasis en la
responsabilidad de los moradores y las administraciones del Focsa por la situación.
Sin ánimos de excluir a los residentes, quienes afrontan los crecientes
problemas del edificio, entre ellos los excrementos de auras tiñosas
adosados a paredes y pisos de los apartamentos vacíos. Téngase en
cuenta, por ejemplo, que hace algo más de un año uno de los
elevadores se desplomó, ocasionando la muerte de una persona y varios
heridos.
Desde que los técnicos de los países del antiguo campo
socialista, que lo habitaban fundamentalmente, se marcharon, el inmueble ha sido
canibaleado. Puertas, ventanas, espejos, picaportes, tanques de agua
desaparecieron por arte del saqueo. La mayoría de los objetos son tan
grandes que difícilmente podían ser sacados del edificio sin
llamar la atención. Máxime si se considera que las puertas del
edificio son custodiadas y se supone que se pide una autorización para
entrar y sacar objetos.
Se ha informado que se reconstruirá, por lo que se ha procedido a
mudar a los residentes para los pisos inferiores, y al unísono se han
quitado ventanas y puertas que aún quedaban, sobre todo en los pisos
altos. Por ello, el Fosca se convirtió en un verdadero peligro durante el
paso del huracán Michelle, ya que las ráfagas penetraban por los
pasillos debido a la carencia de barreras. Evidentemente se ha sido muy ágil
en desvestirlo, pero no se avizora cuándo comenzarán las obras de
reconstrucción. A ese paso, cuando se inicien, los costos serán
gigantescos.
Los problemas descubiertos en esta intensa campaña de limpieza y
fumigación de la capital, demuestran que ésta no es una labor para
acometer esporádicamente, sino que debe ser permanente, sistemática.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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