Limpieza maratónica:
Y después, ¿qué?
Tania Díaz Castro, UPECI
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Ya va por tercera vez que la mosquita
Aedes aegypti hace sus estragos en Cuba. Ha preferido como lugar de asentamiento
la capital habanera, ya que ésta le resulta propicia. Las razones las
sabemos quienes vivimos aquí. Se trata, sencillamente, de una ciudad
ruinosa, sucia y abandonada por los organismos estatales a los que corresponde
su ordenamiento, belleza y, sobre todo, higiene.
Se leen con mucha frecuencia en la prensa nacional artículos periodísticos
sobre edificios en peligro de desplome y con orden de demolición que se
pospone de un año a otro por falta de fuerza de trabajo, y que se usan
como basureros. También se mencionan las alcantarillas tupidas, la basura
sin recoger y muchas cosas más que sólo el Estado puede resolver,
y no la población, por supuesto.
En este espacio de Internet, y a lo largo de mis tres años de
trabajo, he escrito numerosas crónicas donde destaco la falta de higiene
que padece La Habana desde hace varias décadas, justamente a partir de la
instauración del régimen de Fidel Castro.
Ahora puede leerse en la prensa del país que en 1981 se reportaron en
un solo día once mil casos de infectados de dengue, y que se llegó
a perder la vida de 101 niños.
Hoy, por la intensidad de la nueva campaña contra el mosquito Aedes
aegypti, sospechamos que la situación es más grave, aunque no se
ofrezcan cifras de enfermos o fallecidos. Para saber esto habrá que
esperar unos años más.
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