El buey se
fue volando
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Marc Chagall fue un pintor francés
de origen ruso (Vitebsk 1887-Saint Paul de Vence 1985). Entre sus obras más
famosas están las pinturas de la bóveda del techo que cubre la
sala de la Opera de París, conocida como Palacio Garnier.
La característica de su obra que más me atrajo siempre es la
de representar figuras humanas y de animales volando en pleno cielo. Por otra
parte, cuando trabajé en Ciudad Trinidad hace casi treinta años,
escuché por primera vez la expresión popular "un buey volando"
para describir cualquier hecho curioso por traspasar la frontera de la realidad.
Nunca pregunté si Marc Chagall pasó alguna vez por la legendaria
Trinidad. Al menos en sus biografías no aparece ningún dato.
Ocurre ahora que muchas personas se preguntan por el destino de los toros,
vacas, bueyes y sus descendientes en Cuba.
Según testimonios de datos estadísticos y de personas de más
de 50 años, en el país había poco más de seis
millones de cabezas de ganado. Hoy sólo llegan a cuatro millones 110,2
cabezas de ganado, según datos del Anuario Estadístico de Cuba.
Una verdadera piel de zapa.
¿Será que las vacas se fueron volando? Es posible que el ganado
cubano se haya ido a parar a las pinturas de Chagall en la bóveda del
techo de la ópera parisina, o sencillamente vuelen por el cielo por
provinciana ingenuidad trinitaria.
Las autoridades cubanas culpan al embargo estadounidense por falta de
piensos que en otros tiempos venían de los países del este
europeo. Pero, ¿qué fue de las siembras de pangola y de las
recogidas de forraje de los años 60 y 70? Hoy se habla poco de eso, o
casi nada. Sin embargo, la cuota de carne se escribe todavía con más
letras que el peso per cápita asignado a cada consumidor (un cuarto o
media libra de carne de res cada tres o cuatro meses).
En zonas del interior del país, la carne alcanza hoy por hoy valores
míticos. Por cierto, una de las causas del hurto y sacrificio ilegal de
ganado.
En su momento, la gente decidió cazar "los bueyes volando"...
y ¡a comérselos! ¿Por qué no se autoriza a los
campesinos pequeños productores a producir, sacrificar y vender carne de
res y productos lácteos? Misterio. Aunque al cabo de 43 años es
una de las prohibiciones más rechazadas por productores, vendedores y
compradores, quienes han establecido una de las bases más sólidas
del mercado negro de la isla (40 pesos la libra de carne de res). ¿Quién
agarra por la cola al buey volando?
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