La prensa
alternativa cubana, una voz que necesita eco
Lázaro Raúl González, CPI
HERRADURA, enero (www.cubanet.org) - ¿Imagina usted qué sucedería
si en su país, por decreto, sólo pudiese leerse el Wall Street
Journal? En un principio, los detalles bursátiles pueden interesar a
cualquiera, pero, ¿deberían las vidas de millones de seres humanos
limitarse a leer sobre operaciones económicas?
Similar situación se ha vivido en Cuba por más de 40 años.
Aquí sólo circulan legalmente los periódicos que edita el
gobierno comunista. Igualmente, la radio, la televisión, Internet y la
telefonía están bajo su absoluto usufructo.
Los objetivos esenciales de todos los medios de prensa cubanos son
promocionar, a bombo y platillo, las supuestas glorias del sistema marxista, y
desprestrigiar ácidamente cualquier otra concepción filosófica
y quienes la profesen.
El pueblo de Cuba sólo puede acceder a información que
responda netamente a los intereses del gobierno. Aquí nadie duda de que
la verdadera función de los medios de comunicación criollos es la
propaganda política. La veneración y el culto a la figura de Fidel
Castro constituyen el ejercicio predilecto de la prensa nacional.
Ultimamente esta prensa oficialista ha aprovechado la Internet para divulgar
su propaganda por el mundo. Para ello han sido abiertos decenas de sitios WEB
que hablan de una isla paradisíaca en la cual abundan la libertad y la
igualdad social. Obviamente, silencian la pobreza, la limitación de
espacios sociales, económicos y políticos, y la constante represión
de cualquier iniciativa independiente. Ese es el panorama típico de la
Cuba actual.
Bajo estas duras circunstancias nació, y hasta ahora funciona, una
prensa alternativa. Su labor está marcada por una constante represión
de la policía política, y por la falta de recursos para
desarrollar el trabajo.
Registros domiciliarios, citas y amenazas policiales, vigilancia,
detenciones arbitrarias y encarcelamientos injustificados caracterizan el
ambiente en el que se desenvuelve la actividad de los periodistas no oficiales
cubanos. No obstante, nadie como la prensa alternativa ha reseñado en
estos años los problemas del país.
Cuba no sólo es ceremonias protocolares, declaraciones oficiales. El
país late -y muere- por otros sitios. Nadie puede suplantar nuestro
trabajo desde los barrios marginales de Las Tunas, desde las cumbres del
Escambray o desde las sabanas pinareñas. Nuestras denuncias son
imprescindibles porque brotan del corazón del país.
El trabajo de los periodistas independientes en Cuba no puede estar
condicionado por los niveles de represión interna ni por las
fluctuaciones de Wall Street. Mientras en este país exista un régimen
que monopolice la información, deberá haber una prensa alternativa
para retar su poder. Y la habrá, al menos mientras existan páginas
como CubaNet, que garanticen el eco a nuestra voz.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
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