Imposible soñar
José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad
LA HABANA, enero (www.cubanet.org) - Ya estamos en el segundo año de
un nuevo siglo y de un nuevo milenio. En casi todas las partes del mundo, desde
que va a terminar diciembre, las personas hacen planes para el nuevo año.
Muchas de esas expectativas no se logran, hay planes que no se materializan. Los
sueños, es cierto, tal vez en demasiadas ocasiones no se cumplen, pero al
menos se puede soñar.
En cualquier parte del globo terráqueo, salvo excepciones, la gente
planea basándose en sus posibilidades reales y también cuenta con
la escurridiza suerte.
Un padre de familia -por ejemplo- puede planear para año nuevo
obtener una vivienda más confortable, o ir de vacaciones a otro país,
o comprarse un auto. Por su parte, un joven planea comprarse una motocicleta o
aspira a ocupar un cargo público.
Los deseos para el año próximo pueden ir desde los más
pequeños hasta los mayores en relación de la importancia que
tengan para cada quien.
Pero en Cuba -creo que en Corea del Norte también- nadie puede perder
el tiempo en soñar porque todo depende del Estado, y éste es el único
arquitecto de las aspiraciones de los ciudadanos. El es el todopoderoso, y si no
se cuenta con él ni siquiera se puede soñar que se sueña.
Aunque ahora hay que agregar que muchas personas, para acto tan fisiológico
como comer, tienen que contar con sus familiares residentes en el exterior del
país.
No obstante, no todo depende del Estado en Cuba. A lo mejor si alguien
piensa hablar el próximo año sobre las moscas que le cayeron en la
sopa, o sobre el prometedor futuro que tienen las cucarachas en un mundo plástico
globalizado, esto no depende del Estado. Lo que seguramente no lo podrá
hacer en la radio o en la televisión -aunque se dice que todos tenemos
iguales derechos- porque ahí estarán otro u otros hablando de
asuntos concernientes a la batalla de ideas.
Cuba es uno de esos países excepcionales donde el Estado detuvo el
tiempo y parece haberse apoderado de él. Y por esta razón los
ciudadanos no pueden hacer planes para el futuro cercano. Sin embargo, sí
es posible mirar más allá del horizonte, porque todo el mundo sabe
que esta situación no será eterna.
Todos -y estoy despierto- si nos decidimos, podemos poner nuevamente en
movimiento la arena, para ello sólo hay voltear el reloj y el tiempo
dejará de pertenecer al Estado. Entonces, transcurrirá a favor de
todos los cubanos y soñar dejará de ser imposible.
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