CUBANET .INDEPENDIENTE

26 de febrero, 2002


Gastronomía eficiente: ¡qué ironía!


Héctor Maseda, Grupo Decoro

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - El 14 de febrero es el Día de San Valentín. De los enamorados del planeta. La fecha no podía pasar inadvertida para mi esposa. Ambos decidimos celebrarlo dos días después en la intimidad de un almuerzo. El lugar escogido: restaurante Prado 264, ubicado en esta ciudad. La elección fue decepcionante en extremo debido a la irregularidad de su servicio, así como por la poca profesionalidad de los empleados y directivos de ese restaurante.

Llegamos al establecimiento el sábado 16 de febrero a las 2 y 25 de la tarde. Había más de 70 personas esperando a que abriera sus puertas. Entre los potenciales comensales se encontraban veinte menores, cuyas edades oscilaban desde varios meses de nacido hasta los diez años. La unidad debió comenzar sus faenas gastronómicas a las dos de la tarde, de acuerdo con el horario anunciado. Sin embargo, ese día lo hicieron a las 3 y 30 de la tarde. Los motivos: una reunión de todos los empleados con el administrador. Concluida ésta, el local continuó cerrado porque los trabajadores debían almorzar. Este segundo motivo, tan humano, convencía al más exigente de los parroquianos.

¡Al fin entramos! Mi esposa y yo tuvimos que contentarnos con una mesa en el patio interior del local. Nuestro orden en la lista de espera no nos permitió acceder a los dos salones climatizados. No obstante, el motivo de nuestra presencia en aquel sitio impidió que nos molestáramos por estas pequeñeces.

Un joven capitán tomó amablemente nuestra orden: cremas de queso como entrante, lasañas de jamón y jugos para ambos. Mi esposa solicitó de plato fuerte lonjas de pavo asado. Yo pedí una costilla de riñonada (hacia más de dos meses que no veía las carnes rojas). De postre seleccionamos helado de chocolate. No ofertaban cervezas. No le dimos importancia. El brindis lo hicimos con un vaso de jugo.

Nuestra disposición era pasar la velada con alegría y buen humor. Olvidamos de inmediato las dificultades anteriores. Recordamos los buenos momentos vividos en comunidad. Relatamos anécdotas, sucesos interesantes, experiencias... Pero el tiempo pasaba, y nada de los manjares pedidos. A las 4 y 10 de la tarde le trajeron a mi esposa su lasaña de jamón en lugar de las cremas, como se debía haber hecho. La mía estaba ausente al pase de lista en la mesa. Inquirí por ella a la joven y graciosa empleada. "Está en el horno, señor", respondió. Yo me quedé algo intranquilo. No entendía aquella manera sui generis de servir los alimentos.

La espera tenía colas. A las 4 y 20 de la tarde vino la misma adolescente con las dos cremas de queso, elevadas por obra y gracia de no sé quién a la categoría de plato principal. Volví a preguntar por mi lasaña de jamón. La respuesta: similar a la primera que me dio.

Comencé a realizar digestiones al vacío sometido a la tortura de ver cómo otras personas disfrutaban del mismo alimento que mi humanidad exigía. Comencé a sentirme molesto por la extraña e irrazonable demora, el pésimo servicio y la pobre profesionalidad de los empleados que laboraron ese día, quienes tropezaban entre sí con el servicio en las manos, se reunían más de lo necesario en la cocina, conversaban y reían.

A las 4 y 45 de la tarde regresó la bella diosa de ébano que atendía nuestra mesa. Traía un rostro tan tenso que presagiaba la tragedia que vendría detrás. Midiendo sus palabras me dijo: "Señor, cuánto lo siento. Su lasaña la sacó del horno otro empleado y se la entregó a un comensal. Yo no me percaté de sus actos".

"¿Será comemierda esta chica tan bella? -me pregunté- ¿Se estará cumpliendo la ecuación matemática de C1 por C2 es igual a una constante donde C1 es igual a culo y C2 a cerebro".

Respiré profundo varias veces y le propuse a la joven: "No hay problema. Coloca otra lasaña en el horno y esta vez vigílala para que no te la vuelvan a birlar", al mismo tiempo que ensayaba un rostro paternal.

En ese momento la chica convulsionó, hizo varios movimientos estrambóticos con su cuerpo y por último envió el mensaje: "Señor, el asunto es que se terminó la lasaña".

En realidad, la observé en silencio sin decidir qué hacer: si levantarme y quejarme ante el administrador, gritar en medio del salón todo lo que pensaba de Prado 264 y del personal que labora allí, o maldecir una y mil veces a este régimen totalitario como máximo culpable de que "todos somos dueños de todo y nadie responde por nada".

Me decidí por una cuarta opción. No podía continuar en aquel sitio donde perdí dos horas y veinte minutos de mi vida. Miré a mi esposa suplicante. Ella comprendió mi decisión y asintió con la cabeza.

"Tráigame la cuenta de lo consumido hasta ahora, preciosa -le dije a la gran dama C1 que estaba frente a mí- y suspenda el resto del pedido. Sé que no es su culpa, pero esa convicción no reduce mi enfado. Sepa usted que nunca más volveré a este lugar, olvidado por el sentido común y la racionalidad humana".

Al salir observé en la pared principal que cubre la entrada del restaurante la siguiente consigna: "Esta unidad aspira al mejor servicio". Debajo, un mueble donde se supone debería estar el libro de "quejas y sugerencias" se encontraba vacío. Supuse que el cúmulo de quejas lo habría llenado hasta los jarretes y el eficiente administrador de Prado 264 lo debió retirar por aquello de no dejar constancia escrita de su pobre desempeño al frente de la unidad.


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales
Ayuno

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887