Acusado
activista de derechos humanos de un delito común que no cometió
CAMAGÜEY, 22 de febrero (Yoel Blanco, CPIC / www.cubanet.org) - Un
agente policial acusó de desacato al activista Enrique López Bermúdez,
cuando en realidad lo que él hizo fue gritar "¡Abajo Fidel
Castro!" y acusar de abusadores al grupo de militares y paramilitares que
por la fuerza impidió el 25 de diciembre de 2001 la fundación de
una biblioteca independiente.
Además de estar pendiente a juicio, a López le aplicaron la
medida cautelar de limitación de movimiento y está obligado a
acudir diariamente a la estación de la policía de Florida,
localidad situada en la provincia Camagüey, para firmar un libro de control
de personas supuestamente peligrosas para la sociedad.
El activista se detuvo en medio de la calle General Gómez y manifestó
públicamente que "el pueblo no le da golpes al pueblo", en
clara referencia a la versión hecha circular por la policía local
de que fue la población de Florida la que atacó al grupo de
activistas concentrados en el acto de inauguración de la biblioteca
independiente.
Después López, quien es integrante de la Fundación
Cubana de Derechos Humanos, gritó repetidamente "¡Abajo Fidel
Castro!" hasta que lo arrestaron.
Sin embargo, ahora no lo acusan de propaganda enemiga como siempre ha
sucedido con quienes se expresan en contra del gobernante cubano o del Partido
Comunista, sino de ofender a uno de los gendarmes que lo detuvo.
"No quieren enjuiciarme por gritar '¡Abajo Fidel Castro!' sino que
me están fabricando una causa sin implicaciones políticas, me
acusan de haber llamado 'descarado' a uno de los agentes que me detuvo en la
calle General Gómez, con el que ni siquiera he hablado" -expresó
el activista al Colegio de Periodistas Independientes de Camagüey.
Las autoridades de Florida le han fabricado delitos comunes a sus oponentes
políticos en otras ocasiones. Imputarle delitos comunes a opositores políticos
sin que éstos los hayan realizado es una estratagema usada por el régimen
de Fidel Castro desde que llegó al poder en 1959 para ratificar su tesis
de que en Cuba no hay resistencia política.
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