Terrorismo
telefónico a lo cubano
Tania Díaz Castro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - En 1988, cuando el Comité
Cubano Pro derechos Humanos presidido por el doctor Ricardo Bofill Pagés
emprendió diversas actividades en Ciudad La Habana: una mesa redonda
transmitida por Radio Martí, conferencias de prensa, una exposición
de pintura y literatura de autores prohibidos en Cuba y, sobre todo, la
asistencia de sus miembros ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU
que visitó la isla, todos los activistas quedaron sin servicio de teléfono
en sus casas como represalia del gobierno de Fidel Castro, propietario de la
empresa telefónica.
Hoy, al cabo de catorce años, dirigentes de organizaciones
pacifistas, de derechos humanos, de partidos políticos o de grupos de
prensa independiente no pierden por lo regular de forma permanente su servicio
telefónico. Esto quiere decir que se ha ganado un espacio a lo largo de
nuestro trabajo. Más vale tarde que nunca.
Pero todo parece indicar que el Ministerio del Interior, que tantas tareas
importantes tiene a diario a consecuencia de las ilegalidades que pululan en el
país, practica actualmente una original modalidad de terrorismo telefónico
contra opositores pacíficos, periodistas independientes y activistas de
derechos humanos: usan el teléfono para amenazar, insultar groseramente,
identificándose como agentes de la Seguridad del Estado.
Numerosas personas, entre ellas Fara Armenteros, Gladys Linares, Gisela
Delgado y la autora de este artículo guardamos cintas grabadas en las
cuales se confirma que son las mismas voces y el mismo estilo de insultos y
amenazas.
Es muy claro el objetivo que persigue la policía política con
este método: desestabilizar síquicamente a las personas que llaman
por teléfono a cualquier hora del día y de la noche, hacerlos
sentirse acosados.
En efecto, cualquier cubano que pertenezca a una organización de
derechos humanos se siente así desde su mismo ingreso, por lo que no
hacen falta llamaditas donde anuncian golpizas o muertes por accidente de tránsito.
Pero desestabilizarnos es muy difícil porque a los que conocemos las
torturas sicológicas que se practican en las celdas de la Seguridad del
Estado y sus métodos maquiavélicos las llamadas insultantes y
amenazadoras nos sirven de estímulo y razón para continuar, para
estar más seguros de que vamos por el camino correcto cada día.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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