¿Se
reduce el desempleo en Cuba?
Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Quien realice un recorrido por
cualquier ciudad o pueblo cubano, incluida la priorizada ciudad de La Habana,
donde se genera más del 30 por ciento del PIB nacional, puede observar
cantidades considerables de personas en edad laboral, especialmente jóvenes,
deambulando por las calles en horario de trabajo en franca contradicción
con las declaraciones oficiales de que el empleo marcha bien en comparación
con el resto de los países latinoamericanos, y que en el 2001 la tasa de
desempleo descendió a 4,1 por ciento contra el 5,4 por ciento del año
anterior.
Asimismo, si se revisan las estadísticas contenidas en el libro "La
economía cubana reformas estructurales y desempeño en los 90",
publicado por la CEPAL con la cooperación de prominentes funcionarios
gubernamentales cubanos, se puede apreciar que la tasa de desempleo en 1989
alcanzó el 7,8 por ciento cuando en ese año el PIB fue de 19,6
miles de millones de pesos, mientras que en el 2001, tomando como base el
controvertido anuncio oficial de un crecimiento del 3,0 por ciento, ese
indicador macroeconómico ascendió a 17,1 miles de millones de
pesos, ambas cifras a precios constantes de 1981.
De ello se deriva que la actividad económica en el 2001 fue inferior
en un 12,8 por ciento a los niveles obtenidos en 1989, sin que existiera una drástica
reducción de la población económicamente activa en el período,
lo cual contrasta con la supuesta reducción de la tasa de desempleo del año
pasado de casi un 50 por ciento con respecto a 1989.
Por otro lado, debe recordarse que entre las primeras medidas tomadas al
inicio del llamado período especial estuvo el recorte sustancial del
personal administrativo, incluida la desaparición de ministerios y comités
estatales. Este ajuste también afectó significativamente a las
fuerzas armadas y a muchos centros de trabajo. Dicha decisión en modo
alguno pudo contribuir a la creación de empleos.
El año pasado, con el agravamiento del panorama económico del
país y las dificultades para el aseguramiento de vitales insumos
importados, resulta notorio que varios centros de trabajo tuvieron que cerrar o
laborar por debajo de la capacidad instalada. Esta situación está
presente, por ejemplo, en fábricas de la industria ligera y en
instalaciones de la avicultura.
En el turismo, debido a la disminución del arribo de visitantes a
causa de la desaceleración económica mundial y de los actos
terroristas del 11 de septiembre en New York y Washington, fueron cerrados
hoteles y otros lugares de esparcimiento, con lo cual se envió a sus
casas a un número apreciable de trabajadores que cobran subsidios.
Realmente, el tema del empleo en Cuba es bastante complejo, pues a la vez
que existe un nivel considerable de personas sin laborar, en muchos sectores de
la economía hay escasez de mano de obra, como es el caso de diferentes
sectores agrícolas, fenómeno que se produce a consecuencia de los
salarios bajos pagados en moneda nacional, en país donde muchos artículos
y servicios sólo pueden adquirirse con dólares.
Por idénticas razones, en los sectores de la educación y de la
salud pública, como en otros, también este fenómeno está
presente a través de la falta de maestros y personal paramédico,
respectivamente, a pesar de que en el pasado se preparó personal en esas
especialidades más que suficiente para satisfacer las necesidades
nacionales.
Esto ha provocado en los últimos tiempos la ejecución de
cursos emergentes para preparar educadores y enfermeros, lo que siempre será
un paliativo pero nunca una verdadera solución a la carencia de este
personal.
Además, en el país existe un alto nivel de ausentismo laboral
que las estadísticas oficiales no registran, ligado a la mencionada
insatisfacción por los bajos salarios pagados en moneda nacional (el
salario promedio mensual equivale actualmente a menos de diez dólares),
la dolarización imperante y la falta generalizada de atención a
los trabajadores.
La versión oficial de que el desempleo disminuyó en el 2001
tiene una clara factura propagandística. La realidad económica
cubana así lo confirma.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
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