CUBANET .INDEPENDIENTE

7 de febrero, 2002


Memorias de la Plaza (XII)

Manuel Vázquez Portal, Grupo Decoro

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Las primeras bofetadas sonaron después del cuarto ronazo. Es cierto que siempre he sido poco político. La vía más expedita para resolver los chismes, los bretes, los embrollos me ha parecido los trompones. Un buen pescozón no deja dudas de que no hay nada más que discutir. Y así ocurrió.

Después de mi separación de Cuba Press, por asuntos que sólo atañen a Raúl Rivero y a mí, y los cuales no me interesa revolver ni resolver, estuve un tiempo trabajando solo. Como estaba de moda que cada diez minutos apareciera una nueva agencia de prensa, comencé a firmar mis textos con mi nombre y mantuve el de Pablo Cedeño. Ya éramos dos, y constituíamos lo que fue la primera etapa de la agencia Decoro. Me importaba un pito el protagonismo o la popularidad. Sólo deseaba no hacer silencio. Néstor Baguer me permitió trasmitir mis despachos desde su casa. El hecho de no poseer un teléfono privado me ha acarreado más de un disgusto, y más de una satisfacción. Allí conocí a Jesús Zúñiga y me reencontré con un ex condiscípulo de la universidad que había cambiado su nombre por el de Lucas Garve. Fue divertida mi breve estancia en casa de Baguer.

Por extraños rejuegos de la sociabilidad humana me dejé seducir nuevamente por la idea de que un grupo numeroso de periodistas nucleados en un proyecto abarcador sería más eficaz. Nació entonces la Cooperativa de Periodistas Independientes. Seríamos el gran ariete contra los muros de la desinformación que padecía el país . Ya estábamos transmitiendo desde la casa de la bondadosa Aurora García del Busto. Eramos un piquete, "staff", le gustaba decir a uno de nosotros. Unos no tenían la más remota idea de lo que era el periodismo, otros se las bandeaban mal que bien. Cobró celebridad la Cooperativa entre detractores y admiradores. Manuel David Orrio, Oswaldo de Céspedes, Jesús Zúñiga y otros nos reuníamos, preferentemente los sábados, bajo los laureles de la Plaza de Armas. Allí, protegidos por la afluencia del más variopinto de los públicos y con cobertura de vendedor de libros viejos, trazábamos estrategias, intercambiábamos informaciones, soñábamos con una Cuba que forjaríamos con nuestro tesón, nuestro apego a la verdad, nuestra transparencia política.

Un día sentí que nuestras conversaciones tenían filtraciones. No quise acusar a nadie. Era un presentimiento, una sensación, y no tenía ni modo ni tiempo para comprobarlo. Entre las diez o doce horas que dedicaba al negocio de los libros y las horas que dedicaba a escribir mis reportes no me restaba un minuto para gastarlo en gestiones contrachivato. Decidí separarme de la Cooperativa. Uno de sus miembros puso demasiado ahínco en lograr que no me separara. Su insistencia me lo señaló como el más sospechoso. Le di cientos de explicaciones, lo evadí por todos los flancos posibles, lo conduje a embrollarse con sus propios argumentos, pero el hombre no cejaba.

Aquella tarde, entre su perseverancia molesta y los tres rones que me había sonado, me calentaron la sangre. Lo encaré, ya sin el menor reparo, y le dije que él trabajaba para la policía política y que era una "yegua". Le espanté la primera bofetada. Cuando Oswaldo de Céspedes me sostuvo a duras penas, ya otros se encargaban de propinarle a aquel tipejo algún que otro pescozón bobo. La tremolina se disolvió sin mayores consecuencias.

Lo que sí nos llamó la atención, varios días después de los sucesos, fue que la policía política, repartida en varios tríos por toda la Plaza, y atenta siempre al más mínimo escarceo, al menor bullicio, no hubiera intervenido. Nadie lo vio como un descuido, como una negligencia de la policía. Todo indicaba que se habían "pasado con ficha" por orientaciones superiores, para no "quemar" al soplón. Total, tres bofetones no duelen tanto.

No hice esfuerzos en saber si había sido justo o injusto. Yo quise separarme de la Cooperativa sin herir a nadie, pero él se empeñó en que me mantuviera a su lado. Imagínense ustedes. Con lo rebencú que soy. Nunca he tenido paciencia para estar junto a alguien de quien desconfío. El se lo buscó.


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente.


[ TITULARES ] [ CENTRO ]

Noticias por e-mail

La Tienda - Libros , posters, camisetas, gorras

In Association with Amazon.com

Busque:


BUSQUEDA

Búsqueda avanzada


SECCIONES

NOTICIAS
Prensa Independiente
Prensa Internacional
Prensa Gubernamental

OTROS IDIOMAS
Inglés
Aemán
Francés

SOCIEDAD CIVIL
Introducción
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
MCL
Fraternidad de Ciegos
Seguidores de Cristo
Estudios Sociales
Ayuno

DEL LECTOR
Cartas
Debate
Opinión

BUSQUEDAS
Archivos
Búsquedas
Documentos
Enlaces

CULTURA
Artes Plásticas
Fotos de Cuba
Anillas de Tabaco

CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Electrónico


CubaNet News, Inc.
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887