"Esta
es tu casa, Fidel"
Tania Díaz Castro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Parece que fue ayer cuando en
numerosas casas se colocaban carteles que decían: "Esta es tu casa,
Fidel". Nunca se supo por qué, pero un buen día comenzaron a
desaparecer, y el Estado no las fabricó más nunca. Aquellas
placas, como las fotografías personales en dependencias gubernamentales,
fueron suprimidas casi por completo.
Es posible que se hubiera tratado de un intento por controlar el culto a la
personalidad del máximo líder Fidel Castro, o porque en el caso de
las chapillas era demasiado obvio que señalaban al verdadero propietario
de todas las viviendas cubanas. ¿No pertenecían todas al Estado? ¿El
Estado no está representado por Castro?
En 1960, al año siguiente de iniciarse el gobierno castrista, se
aplicó en la isla la Ley de Reforma Urbana tal y como aparece en su
alegato "La historia me absolverá". Esta ley consistía
en rebajar los alquileres en un 50 por ciento y, sobre todo, estatizar las
viviendas, lo que benefició a unos y perjudicó a otros. Miles de
personas abandonaron el país al verse despojados de sus propiedades,
mientras otras miles perdieron sus empleos como encargados de inmuebles.
En aquel momento, unos pocos se percataron del deterioro que comenzaron a
sufrir las casas y edificios de apartamentos por la falta de mantenimiento. Si
algo hacía el Estado era pintar sus fachadas con materiales tan malos
que, a los pocos meses, su aspecto resultaba peor. Con los años, las
consecuencias de esta ley se mostraron catastróficas: casas y edificios
de apartamentos se convirtieron en verdaderas ruinas, cuyo final irremediable es
la demolición total.
Edificios que representaban verdaderas obras arquitectónicas, de gran
valor, se han visto reducidos a escombros después de varios días
de lluvias o por el paso de un ciclón. De esta forma se han visto
desplomarse construcciones que pudieron salvarse mediante un buen trabajo de
restauración.
Recientemente, el líder máximo expresó su preocupación
por la cantidad de tanques de hierro o de fibrocemento que se han instalado
dentro de las viviendas durante décadas para almacenar agua y, sobre
todo, en las condiciones en que se encuentran estos depósitos: casi todos
sin tapas o con las tapas rotas. El discurso de Castro sobre los tanques y las
tapas fue ofrecido con motivo de la movilización maratónica que,
en sólo 28 días, debe liquidar el mosquito (Aedes aegypti) en la
capital cubana, mosquito que ha ocasionado no sé sabe cuántos
enfermos de dengue.
El caos que sufre la capital de Cuba y el resto del país sobrepasa
aquel criterio que tuviera el escritor argentino Julio Cortázar, cuando
calificó de surrealista a la revolución cubana.
Debido al gran impacto social de la propagación del dengue, se ha
dado a conocer la existencia de 4,500 salideros en La Habana, el estado pésimo
del 75 por ciento del alcantarillado (una gran parte constituye focos de infección),
así como las roturas en las tuberías conductoras del agua.
La Habana es una ciudad productora de desechos a gran escala. A diario
produce miles de metros cúbicos de escombros como consecuencia del
deterioro de sus viviendas, de los derrumbes, de las demoliciones. Para su
recogida se necesitarían sesenta camiones, aunque sólo están
disponibles poco más de la mitad, y se trata de equipos viejos que ya no
se fabrican en ninguna parte del mundo.
Cualquier extranjero que visite la capital cubana podría comprobar
que cualquier apartamento tiene en su interior tanques para almacenar el agua,
incluso hasta en las habitaciones de solar, donde se carece de patio y cocina.
De momento, por primera vez en 43 años, se han vendido a núcleos
familiares 30 mil tapas para tanques de 55 galones y de fibrocemento. Pero un
tanque de hierro tiene vida limitada y su tapa mucho más. Debe ser
reemplazado por otro al cabo de tres o cuatro años. Me pregunto si habrá
que esperar por otra gran amenaza de dengue para que el Estado facilite su
reposición.
Si el mosquito Aedes aegypti desaparece del todo -que lo veo difícil-
y no nos visita más, volverán a estar los tanques como en el
presente, porque las viviendas perdieron el buen ojo del amo hace casi medio
siglo.
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