Los efectos
secundarios de la fumigación
Regina del Sol y Alejandro Hernández, AIDH
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - A varios días del inicio de la
denominada "batalla" para erradicar el mosquito Aedes Aegipty, la
población de Ciudad de la Habana comienza a sufrir efectos secundarios
que pudieran ser tan dañinos para la salud como el propio dengue.
La Habana parece una ciudad sitiada por el humo; desde tempranas horas de la
mañana hasta muy entrada la noche, el ruido de las motomochilas de
fumigación y de los carros que pasan fumigando las calles, ensordece a
los habitantes de esta ciudad que durante más de un año ha
intentado erradicar una epidemia de dengue, sin que hasta el momento los
resultados hayan sido los esperados.
Los más asombrados con este espectáculo son los turistas
extranjeros (¿será redundancia decir turista y extranjero?). Una
pareja de ingleses que estuvo en Cuba los primeros días de enero tuvo que
abandonar a paso doble el apartamento que había rentado en Centro Habana.
Al día siguiente de su llegada, el ruido ensordecedor de las motomochilas
y el humo asfixiante interrumpieron abruptamente su desayuno. Nos explicaban que
para ellos, que viven en Londres, ese nivel de contaminación les
resultaba insoportable. Finalmente decidieron trasladarse a un hotel,
sacrificando varios días de estancia, porque el precio de la pequeña
habitación era más de cinco veces superior al precio que pagaban
por el apartamento. En los hoteles, no se saca a los turistas de las
habitaciones para fumigar.
Pero el mayor problema de la fumigación no es la incomodidad que se
pueda causar a los turistas que alquilan habitaciones de particulares, sino el
incremento de las afecciones respiratorias que se ha venido registrando desde
que se comenzó esta "guerra contra el mosquito", como señalara
el gobernante Castro, que al parecer sólo conoce de calificativos
belicistas y militares.
Maritza Rodríguez, una cubana como tantas, comentó que desde
que comenzó la fumigación intensiva no se le había quitado
el asma. "Prácticamente vivo en el puesto médico dándome
aerosoles; el 'aparatico del asma' ya se me acabó y no me toca el otro
hasta dentro de 20 días, si estoy de suerte y para esa fecha aún
queda alguno en la farmacia", expresó con respiración
entrecortada.
La confirmación del peligro latente se obtuvo de la declaración
de una doctora que trabaja en un consultorio médico de la familia
(omitimos su nombre a petición de la entrevistada): "Se han
incrementado tanto las afecciones respiratorias, que ya los dirigentes de la
salud pública comienzan a preocuparse, desde hoy orientaron hacer un
estudio de todas las personas que presentan cuadros respiratorios agudos por más
de 14 días".
Como decimos en buen cubano, tal parece que el remedio va a ser peor que la
enfermedad.
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