Deportistas
cubanos prefieren la libre contratación
Miriam Leiva
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Con gran despliegue propagandístico
se realizó el 16 de enero la ceremonia de despedida de la selección
nacional de Cuba que participaría en la VI Copa de Oro, máxima
competencia de la Confederación de Norte, Centroamérica y el
Caribe de Fútbol, en Pasadena, California.
El vicepresidente del Consejo de Ministros, Pedro Miret, fue el abanderado
del acto, que tuvo lugar en la entrada del coliseo llamado Ciudad Deportiva,
ubicado en la capital cubana, donde radica la sede del Instituto Nacional de
Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).
Por su parte, según reportó el periódico Granma, el
director técnico del equipo, el peruano Miguel Company, "mostró
cierto optimismo ante 'la misión imposible' que parece ser la aspiración
de su elenco".
El balompié o fútbol resultó el deporte preterido en
Cuba. No hay tradición, pero contrastaba su casi inexistencia de ayer con
la popularidad de que goza en todo el mundo, y el propósito de las
autoridades cubanas por convertir al país en potencia deportiva
internacional como modo de propagandizar los llamados logros del socialismo, así
como mantenerse en los cintillos de la prensa, en las imágenes de la
televisión y en las ondas radiales, explican por qué a fines de
los años 90 se intensificó el interés en hacer avanzar este
deporte en la isla.
Posiblemente también entusiasmó el acercamiento a Maradona, su
estancia en Cuba para recibir tratamiento médico.
El balompié se divulgó, se estimuló a los jóvenes
para que lo practicaran, se crearon condiciones en algunos estadios. Además,
un técnico extranjero fue contratado como director del equipo nacional
que ha jugado en algunas competencias internacionales dentro y fuera del país.
Aunque el rendimiento del equipo no es elevado, se ha logrado su incorporación
en eventos de importancia como el de la Copa de Oro, disputada en Miami y
Pasadena simultáneamente.
La salida hacia esta competencia, como es habitual, se preparó cual
si fuera un combate, en este caso político, por lo que hasta el
vicepresidente Miret estuvo en la ceremonia para incentivar y comprometer a los
jugadores.
Si bien los cubanos estuvieron ubicados en un grupo muy difícil, ya
que coincidieron con los mejores (Estados Unidos y Corea del Sur), se desempeñaron
dignamente. El Granma destacó que "los cubanos no tuvieron miedo escénico
a pesar de su falta de roce internacional y carencias técnicas frente a
un equipo norteamericano que prepara su cuarto mundial (...) En las contadas
amenazas cubanas, Alberto Delgado luchó mucho el balón (...)".
También en Granma, el 24 de enero, se publicó una nota muy
significativa: "La presencia cubana como en octubre de 1999 cuando el
torneo pre-Copa de Oro del 2000, ha despertado admiración en la comunidad
hispana en California, amantes del balompié y clubes locales desean
concretar proyectos con el balompié caribeño (...) Algunos
jugadores cubanos han llamado la atención de la prensa y agentes de
equipos, como el arquero Molina, el volante Márquez y el delantero
Delgado, quienes respetuosamente les han indicado que ellos obedecen a un
reglamento y un contrato y que cualquier otra fórmula habría que
discutirla con los dirigentes de nuestro deporte en La Habana".
Al día siguiente, al referirse al juego con Corea del Sur, el diario
del Partido Comunista señaló: "Los cambios para la segunda
mitad poco aportaron a la escuadra cubana, necesitada con urgencia de un
delantero que se junte a Alberto Delgado, quien reafirmó en este partido
sus pulmones de hierro y movilidad, para continuar despertando elogios en el
palco de la prensa internacional".
Llamó mucho la atención que se destacara la actuación
de Delgado y su negativa a las tentativas de contratación, en
concordancia con la imposición del gobierno cubano según la cual
los deportistas pierden su derecho a decidir lo que más le convenga y a
recibir justa remuneración por sus logros.
Contraponen la posición de Delgado a la de los voleibolistas que un
mes antes solicitaron asilo en Italia, pero el tiro les salió por la
culata porque Delgado y su compañero de equipo Martínez también
se quedaron. Evidentemente, los jóvenes no quieren seguir siendo
utilizados.
Por supuesto, los medios de prensa cubanos (todos controlados por el Estado)
no han dado a conocer el asunto. Sin embargo, ya se comenta en las calles
habaneras, gracias a la radio internacional.
En cualquier lugar del mundo es natural que los jugadores se contraten según
sus rendimientos y compitan con equipos de todas partes. Lástima que en
Cuba, para hacerlo, tengan que despedirse de sus familias y de su patria por
largo rato.
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
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