El mejor país
del mundo
Lucas Garve, CPI
LA HABANA, abril (www.cubanet.org) - "Este puede ser el mejor país
del mundo, pero hace falta ganar más dinero, y en dólares"
-me dijo una mujer sentada a mi lado en un transporte colectivo.
"Trabajo en un comercio de venta en dólares y lo que gano son
128 pesos. Ahora me salvo vendiendo latas de malta que compro a 50 centavos de dólar
en un Rápido (red de cafeterías) y las vendo en mi kiosko a 65
centavos de dólar, entre las nueve de la mañana y las nueve de la
noche. Te imaginas lo que causa trabajar doce horas diarias por 128 pesos.
Descansar un día significa trabajar por la muchacha que hace el turno
conmigo. Mi mamá se ocupa de cuidar mi hijo pequeño porque me hace
falta trabajar, pero si encontrara un negocio privado donde ganara 30 ó
40 pesos diarios dejaría de trabajar en Habaguanex".
Esperé que la joven hiciera referencia a otros horizontes que no
fueran los estrictamente económicos, quizás me hablara de
situaciones concernientes a ciertos derechos internacionalmente reconocidos pero
hoy inexistentes para los cubanos y... no, nada del tema.
Continuó con su "descarga" acerca de la necesidad de
aumentar sus ingresos monetarios. Para mostrarme la solución propia del
problema, apuntó: "Por eso la gente se va de aquí en
cualquier cosa. Para ganar dólares, mejor se van para allá".
En definitiva, no me habló de la libertad de expresión ni de
otros derechos humanos que nos harían falta para reconstruir la vida en
un futuro cercano. Ella estableció sus necesidades a un nivel puramente
económico. Creo que lo ejemplarizante resulta la ausencia de demandas políticas,
del reclamo por el cumplimiento de los derechos humanos.
Ahora mismo, hay una buena cantidad de cubanos que se esfuerzan por alcanzar
un nivel de vida mejor tratando de aumentar sus ganancias personales. Para este
grupo, que crece como una mancha de aceite, la participación en la esfera
económica dolarizada del país es imprescindible. Es significativo
que la mayor cantidad de inversiones realizadas por los cubanos con dólares
en el bolsillo en comercios dolarizados están dirigidas al renglón
de electrodomésticos y productos alimenticios que no asegura la canasta básica
que venden en pesos.
Otra importante demanda es la compra de materiales de construcción
para arreglar viviendas.
Aumenta la demanda de azulejos, herrajes, piezas para instalaciones
sanitarias y eléctricas, baldosas de piso. Lo demuestra la afluencia de
clientes en tiendas o departamentos de venta de estos artículos. Hay una
fiebre real por remodelar las cocinas. La cocina retomó, para muchos, el
lugar neurálgico del hogar. Un sitio utilizable para reunir a la familia
en "el mejor país del mundo".
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